Perdonarás, olvidando todo el mal,
a fin de que te acuerdes de hacer
todo el bien posible.
Perdonarás una agresión de cualquier
naturaleza, sin conservar ningún resentimiento
contra quien sea el instrumento de tus inquietudes.
Perdonarás la injuria, comprendiendo
que aquel que te calumnia padece
desequilibrios que ignoras.
Perdonarás la ingratitud de los amigos,
teniendo en cuenta que un ingrato
es alguien que está a un paso
de desorganización emocional.
Perdonarás la impiedad, reconociendo
que quien la lleva está a medio camino
de la locura total.
Perdonarás al envidioso, no permitiendo
sintonizarte con sus malos pensamientos,
ya que él es enemigo de si mismo.
Perdonarás al que maldice,
pues se desmoraliza a si mismo.
Perdonarás al intrigante, porque
es una trampa para encerrarse,
sufriendo injusticias que él mismo engendra.
Perdonarás al que no cumple los compromisos,
prosiguiendo sin él, pero seguirás
con tus compromisos adquiridos.
Perdonarás, si, a todos, pero no te desanimarás,
no retrocederás en los compromisos adquiridos,
no te harás cómplice de aquellos que, engañados,
prefieren mantener una mente desordenada,
de frivolidad y de insensatez, procurando apoyarte
en tu condescendencia o desvinculándote
de los trabajos que no te inspiran confianza.
Perdonarás siempre, teniendo en cuenta
que el mensaje de la Doctrina Espiritual,
en su aspecto evangélico y filosófico,
te enseña a remitirte a antiguas causas de aflicción,
dándote resignación y luz al conocimiento,
a fin de que comprendas que solamente sufre
el que lo merece, y que la escala de la montaña
de la redención está siempre apoyada sobre
las imperfecciones personales y que se irán limando
poco a poco hasta la victoria total, como
legitima liberación de las malas pasiones.
Perdonarás, porque tu compromiso es con el amor,
y conforme hizo Jesús, amando, irás perdonando
siempre a todo y a todos sin desfallecer.
Forodecuyo
a fin de que te acuerdes de hacer
todo el bien posible.
Perdonarás una agresión de cualquier
naturaleza, sin conservar ningún resentimiento
contra quien sea el instrumento de tus inquietudes.
Perdonarás la injuria, comprendiendo
que aquel que te calumnia padece
desequilibrios que ignoras.
Perdonarás la ingratitud de los amigos,
teniendo en cuenta que un ingrato
es alguien que está a un paso
de desorganización emocional.
Perdonarás la impiedad, reconociendo
que quien la lleva está a medio camino
de la locura total.
Perdonarás al envidioso, no permitiendo
sintonizarte con sus malos pensamientos,
ya que él es enemigo de si mismo.
Perdonarás al que maldice,
pues se desmoraliza a si mismo.
Perdonarás al intrigante, porque
es una trampa para encerrarse,
sufriendo injusticias que él mismo engendra.
Perdonarás al que no cumple los compromisos,
prosiguiendo sin él, pero seguirás
con tus compromisos adquiridos.
Perdonarás, si, a todos, pero no te desanimarás,
no retrocederás en los compromisos adquiridos,
no te harás cómplice de aquellos que, engañados,
prefieren mantener una mente desordenada,
de frivolidad y de insensatez, procurando apoyarte
en tu condescendencia o desvinculándote
de los trabajos que no te inspiran confianza.
Perdonarás siempre, teniendo en cuenta
que el mensaje de la Doctrina Espiritual,
en su aspecto evangélico y filosófico,
te enseña a remitirte a antiguas causas de aflicción,
dándote resignación y luz al conocimiento,
a fin de que comprendas que solamente sufre
el que lo merece, y que la escala de la montaña
de la redención está siempre apoyada sobre
las imperfecciones personales y que se irán limando
poco a poco hasta la victoria total, como
legitima liberación de las malas pasiones.
Perdonarás, porque tu compromiso es con el amor,
y conforme hizo Jesús, amando, irás perdonando
siempre a todo y a todos sin desfallecer.
Forodecuyo