A la Señora doña Pilar Sinués y Navarro que había hecho unos versos a mi coronación
Tú pusiste una flor pura y graciosa
En la corona que adornó mi frente,
Y a mí es muy grato en la ocasión presente
Ceñir tus sienes de flamante rosa.
Vas, amable Pilar, a ser esposa,
Consagrando en las aras de Himeneo
Tu libertad y gracias juveniles.
¡Dichoso a quien se guarda este trofeo!
Yo, aunque agobiado con ochenta abriles,
Tomo, cual debo, parte en tu alegría
y en débil, sí, pero sincero acento,
Tu nombre doy para aplaudirle al viento,
Y acompaño tu triunfo en ese día.
Tú pusiste una flor pura y graciosa
En la corona que adornó mi frente,
Y a mí es muy grato en la ocasión presente
Ceñir tus sienes de flamante rosa.
Vas, amable Pilar, a ser esposa,
Consagrando en las aras de Himeneo
Tu libertad y gracias juveniles.
¡Dichoso a quien se guarda este trofeo!
Yo, aunque agobiado con ochenta abriles,
Tomo, cual debo, parte en tu alegría
y en débil, sí, pero sincero acento,
Tu nombre doy para aplaudirle al viento,
Y acompaño tu triunfo en ese día.