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NARROS DEL CASTILLO: DIA DE NOCHEBUENA...

DIA DE NOCHEBUENA
A todas aquellas personas que en tan entrañable día se encuentran solas.

Bien repleta está la mesa
con olor a hierbabuena,
un manjar que me embelesa.
Es el día de Nochebuena.

Con adornos y crespones
hay fina mantelería,
se usa en las ocasiones
tan grandes como este día.

De cristal tallado y fino
la copa para el licor,
otra para que el buen vino
cause deleite mayor.

También a la mesa arropa
una copa para el cava:
y como aquí no se acaba,
para el agua hay otra copa.

A la mesa la engalana
bonita cubertería,
vajilla de porcelana
fabricada en Almería.

Y para colmar el hecho,
brillante y majestuosa
una lámpara en el techo
brilla radiante y preciosa.

La mesa está al rojo vivo
surtida con bocaditos
de gustos muy exquisitos
que sirven de aperitivo.

Pasaremos un buen rato
porque para gustos finos
de gambas hay lleno un plato
y otro más de langostinos.

El olorcillo se cuela
de un riquísimo tostón
que está puesto en la cazuela
también hay un buen salmón
que al mirarlo me desvela.

Se alegrará el entrecejo
porque ya está preparado
un tinto de cuerpo añejo
y un finísimo rosado.

Para que no haya una queja
y nadie ponga mal gesto,
de frutas una bandeja,
de higos y nueces un cesto.

Peladillas y piñones,
mazapanes y marquesas,
mantecados, polvorones,
pan de Cádiz con frambuesas
y dulcísimos turrones.

Viendo tal preparativo
tomaremos un buen vino,
abrimos así el camino
para el gran aperitivo.

En este día grandioso
todo tipo de licores
beberemos en reposo
como los grandes señores.

Ocupados los asientos,
Loli bendice la mesa
y pide por los hambrientos.
De la forma en que se expresa
remueve mis sentimientos.
Y cuando miré a mi madre
se me vino a la memoria
que allí faltaba mi padre
porque ya estaba en la gloria.

Allí mismo en esa estancia
me acorde de mis hermanas
que están a larga distancia.
Pensé en ellas con constancia
y se me fueron las ganas.

Así sería nuestro sino
porque al hilo de mi mano,
como eligió otro camino
no se encontraba mi hermano.

Pensé segundo a segundo,
pensé en las grandes potencias,
en las guerras de este mundo
y sus malas consecuencias.

También sentí escalofríos
pensando en la Navidad
que mis padres y mis tíos
vivían en hermandad.

Y pensé en los desvalidos
con ansiedad y desvelo,
pensé en los seres queridos
que están con Dios en el cielo.

Hay gentes sin punto fijo,
otras gentes sin hogar,
vagabundo sin cobijo
sin padre, sin madre o hijo
con quien la noche pasar.

El enfermo sin amor,
el anciano solitario,
matrimonio sin calor
enterrado en un calvario.

Madre de preso que ansía
que su hijo vuelva a casa.
¡La comida que aquí había,
con el hambre que se pasa!

Mi espíritu se alimenta
de entusiasmo y se resiste:
parte de mí está contenta,
y la otra parte está triste.

Ángel Luis Sánchez Fernández

FELICES FIESTAS