El pueblo, es muy pintoresco con una iglesia como bien dice el 1º que ha escrito, al borde de la ruina y que ahora no merece la pena visitar.
El agua ¡potable! es el de la fuente del pueblo, cuyo chorro de uno de los pichones no llega. El resto del agua, mejor no hablar...
La gente antiguamente era muy hospitalaria y generosa, pero hoy en dia la mayoria de sus habitantes demuestran lo contrario.
Las viejas las podrás encontrar en un rincón de la plaza del pueblo, jugando a las cartas, con los "eros" en la mesa y cuando pasa algun transeunte, paran su jugada para hacerle "un traje segun su medida", sin darse cuenta de las papas arrugadas y de su hocico bigotudo.
Los niños, cuyo vocabulario es el de "la real academia" merece la pena ser escuxado sin perderse por sus genes a que tribu pertenecen.
En invierno,la juventud, se limita a dos canes ovejeros; que en verano se convierte en una decena de pichones y mochuelas venidos de los madriles periféricos.
Por todo esto y mucho mas, os invito a este pueblo tan apetecible, que llameis en cualquier puerta y os darán una exquisita fabada, un cocido, unas papas meneadas con torreznos y si no tenéis suerte difrutaréis con los vecinos en los tres pubs tan ambentalesque posee; si tampoco esto fuera posible, id al super en el que encontraréis: lejía, betún. ¿pero? ¡cuidado con el perro!
Seguiremos en contacto.
El agua ¡potable! es el de la fuente del pueblo, cuyo chorro de uno de los pichones no llega. El resto del agua, mejor no hablar...
La gente antiguamente era muy hospitalaria y generosa, pero hoy en dia la mayoria de sus habitantes demuestran lo contrario.
Las viejas las podrás encontrar en un rincón de la plaza del pueblo, jugando a las cartas, con los "eros" en la mesa y cuando pasa algun transeunte, paran su jugada para hacerle "un traje segun su medida", sin darse cuenta de las papas arrugadas y de su hocico bigotudo.
Los niños, cuyo vocabulario es el de "la real academia" merece la pena ser escuxado sin perderse por sus genes a que tribu pertenecen.
En invierno,la juventud, se limita a dos canes ovejeros; que en verano se convierte en una decena de pichones y mochuelas venidos de los madriles periféricos.
Por todo esto y mucho mas, os invito a este pueblo tan apetecible, que llameis en cualquier puerta y os darán una exquisita fabada, un cocido, unas papas meneadas con torreznos y si no tenéis suerte difrutaréis con los vecinos en los tres pubs tan ambentalesque posee; si tampoco esto fuera posible, id al super en el que encontraréis: lejía, betún. ¿pero? ¡cuidado con el perro!
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