Elemental mi querido maestro. Las aguas estaban gélidas, pero los aguerridos y valientes petas se lanzaron como intrépidos jovenzuelos, sin tener que lamentar ningún altercado digno de mencionar. Se echaban de menos miembros de otras pandillas, pero ya se sabe, otros prefieren dedicarse al bebercio en antros y garitos, desechando el buen deporte de la natación que a tempranas horas siempre supo a gloria. Un abrazo. Fortu.