Algunos no quieren terminar de enterarse, pero no me extraña: estas personas no son caídos de guerra, pues la guerra vino después; fueron cobarde e impunemente asesinados por quienes no aceptaban ni toleraban el gobierno de un régimen democráticamente elegido y respaldado por la mayoría del
pueblo español. Está más que visto: para algunos la democracia es pensamiento único, el suyo, y la salvaguarda de sus intereses y privilegios. Y en cuanto a los muertos, sólo cuentan los suyos, pues las vidas
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