LEYENDAS DEL VALLE DEL CORNEJA
Cuenta otra leyenda que un joven natural de Medinilla fue condenado a la horca por furtivismo, en aquel tiempo uno de los delitos más castigados, porque atacaba uno de los pilares más importantes del régimen. El noble gobernaba la tierra y era dueño y señor de todos sus siervos y haciendas, y como el poder le provenía de Dios, era pecado revelarse.
En aquella época se estaban construyendo por los señores de la casa de Alba, o diríamos mejor reconstruyendo, las murallas defensivas del castillo del Mirón. Algunos estudiosos sostienen que datan de tiempos de los romanos por haber aparecido monedas de ese Imperio e incluso anteriores.
A dicho mancebo le ofrecieron la horca o ir como esclavo a la construcción de la muralla, que aunque la muerte era igual de segura, era a mas largo plazo, por lo cual el escogió esta posibilidad.
Al cabo de un año el joven murió por el duro trabajo y la poca comida, lo enterraron debajo de una de las piedras de la fortificación, y corrieron la voz de que se había escapado. Como no volvió nunca a su pueblo, dudó su enamorada de la versión que le habían contado y se trasladó a El Mirón. Al visitar las murallas de noche, pudo ver como desde una gran piedra salían destellos de luz que al acercarse desaparecían. Yacían allí los huesos de su prometido, pero hubo de marcharse sin encontrarlos. Según cuentan las gentes del pueblo, en la noche de San Juan se pueden ver los rayos de luz pero al acercarse, igual que entonces, estos desaparecen
Cuenta otra leyenda que un joven natural de Medinilla fue condenado a la horca por furtivismo, en aquel tiempo uno de los delitos más castigados, porque atacaba uno de los pilares más importantes del régimen. El noble gobernaba la tierra y era dueño y señor de todos sus siervos y haciendas, y como el poder le provenía de Dios, era pecado revelarse.
En aquella época se estaban construyendo por los señores de la casa de Alba, o diríamos mejor reconstruyendo, las murallas defensivas del castillo del Mirón. Algunos estudiosos sostienen que datan de tiempos de los romanos por haber aparecido monedas de ese Imperio e incluso anteriores.
A dicho mancebo le ofrecieron la horca o ir como esclavo a la construcción de la muralla, que aunque la muerte era igual de segura, era a mas largo plazo, por lo cual el escogió esta posibilidad.
Al cabo de un año el joven murió por el duro trabajo y la poca comida, lo enterraron debajo de una de las piedras de la fortificación, y corrieron la voz de que se había escapado. Como no volvió nunca a su pueblo, dudó su enamorada de la versión que le habían contado y se trasladó a El Mirón. Al visitar las murallas de noche, pudo ver como desde una gran piedra salían destellos de luz que al acercarse desaparecían. Yacían allí los huesos de su prometido, pero hubo de marcharse sin encontrarlos. Según cuentan las gentes del pueblo, en la noche de San Juan se pueden ver los rayos de luz pero al acercarse, igual que entonces, estos desaparecen