Caja de Ávila ha decidido cerrar dos días a la semana la oficina de Poyales del Hoyo. Este hecho, puede parecerle a la entidad de poca importancia; entendemos que el municipio de Poyales, en su conjunto, no es su mejor cliente. Sin embargo, este “pequeño cambio” para la Caja es para el pueblo una grave alteración en su sistema socioeconómico.
Sabemos, que la oficina de Caja de Ávila forma parte de una cadena de servicios que mantiene el pulso vital del municipio. Aquí la mayoría de la población tiene más de 60 años y no conduce o no tiene automóvil (afectando este hecho en mayor medida a las mujeres). De esta forma, para ir a Candeleda (la oficina más próxima) necesitará un taxi. Probablemente, y ya que tiene que coger ese taxi, realice todas sus compras en Candeleda con lo que el pequeño comercio de Poyales disminuirá sus ventas.
A su vez, retirará la mayor cantidad de dinero posible (o la mayor cantidad que su miedo a tenerlo en casa o a llevarlo por la calle, le permita sacar), pues en Poyales no es posible comprar con tarjeta en ningún establecimiento ni se dispone de cajero automático.
Mientras tanto, en la oficina de Poyales todo irá más lento y peor porque tendremos que acudir a mogollón durante las horas que abre. No me quiero imaginar tras el fin de semana (añadiéndole el cierre de los lunes), los principios de mes, o cuando llegue la PAC.
Por eso, es importante que en Caja de Ávila sepan que no estamos de acuerdo con esta decisión y, además de firmar en las hojas que se han repartido en el pueblo, hagamos llegar nuestras quejas particulares al director de la Caja. ¡Que no nos aíslen más!
Sabemos, que la oficina de Caja de Ávila forma parte de una cadena de servicios que mantiene el pulso vital del municipio. Aquí la mayoría de la población tiene más de 60 años y no conduce o no tiene automóvil (afectando este hecho en mayor medida a las mujeres). De esta forma, para ir a Candeleda (la oficina más próxima) necesitará un taxi. Probablemente, y ya que tiene que coger ese taxi, realice todas sus compras en Candeleda con lo que el pequeño comercio de Poyales disminuirá sus ventas.
A su vez, retirará la mayor cantidad de dinero posible (o la mayor cantidad que su miedo a tenerlo en casa o a llevarlo por la calle, le permita sacar), pues en Poyales no es posible comprar con tarjeta en ningún establecimiento ni se dispone de cajero automático.
Mientras tanto, en la oficina de Poyales todo irá más lento y peor porque tendremos que acudir a mogollón durante las horas que abre. No me quiero imaginar tras el fin de semana (añadiéndole el cierre de los lunes), los principios de mes, o cuando llegue la PAC.
Por eso, es importante que en Caja de Ávila sepan que no estamos de acuerdo con esta decisión y, además de firmar en las hojas que se han repartido en el pueblo, hagamos llegar nuestras quejas particulares al director de la Caja. ¡Que no nos aíslen más!