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HISTORIA

Aunque es posible que las primeras personas que merodearan por esta zona fueran cazadores del Paleolítico, los primeros vestigios de ocupación humana los encontramos en el abrigo natural conocido como “Casa de los Moros”. Allí, en una prospección arqueológica, se encontraron pequeños restos de cerámica de la época de la Edad del Bronce, de hace más de 3.000 años.

Aunque en su término no se ha encontrado ningún vestigio de ocupación celta, es probable que fuera una zona de pasto, ya que tanto en Villanueva como en Villatoro y Solosancho, han aparecido toros y berracos de piedra que nos indican las zonas de dominio de la cultura bachea.

Prácticamente todos los pueblos del valle ya existían en tiempos de los romanos, aunque simplemente se tratara de pequeños caseríos. Toda la zona de la cabecera del valle estaría bajo mando de una villa romana que se encontraba no muy lejos de la actual ermita de Izquierdos. Toda esta zona, en todo caso, parece que tenía una escasa población, tanto en esta época como en tiempo de los visigodos. Esta escasa densidad de población perduraría incluso durante la ocupación musulmana, contradiciendo la teoría de su despoblación en esta época.

El hecho fundamental que va a cambiar el poblamiento de esta zona es la toma de Toledo en el año 1085, por las tropas al mando de Alfonso VIII. Para consolidar las conquistas, el rey manda venir a esta zona a pobladores del norte de la Península. Navarros (Naharros del Puerto), Vascos (Echavida, antiguo nombre de Amavida), del norte de Burgos (Anguas, despoblado entre Muñotello y Muñana) o vasconavarros (Izquierdos, otro despoblado que conserva su ermita y que se llamó Esquierdos.

Durante los siglos XII y XIII, los pobladores del Alfoz (antecedente de lo que hoy sería provincia de Ávila) se dedicaron a hostigar a los musulmanes en campañas que pretendían obtener botín fuera de las épocas de cosecha. En estas campañas va a surgir una caballería villana que se va a convertir en la clase nobiliaria que va a dominar tanto el concejo de Ávila como los señoríos (feudos) que el rey les otorgue.

En 1303 se funda Villatoro bajo la propiedad de Blasco Blázquez, del linaje de los Dávila, que lo convierte en mayorazgo. Alfonso XI lo convierte en señorío para la familia del obispo Sancho Dávila. El señorío comprende la villa de Villatoro y las aldeas de Anguas, Izquierdos, Amavida, Solana (Barrio junto a Amavida), Mengamuñoz, Muñotello y Pradosegar, estas últimas fundadas probablemente en el primer tercio del siglo XV. En el siglo XVIII aparece como titular del señorío la Duquesa de Astorga y, posteriormente, los Condes de Parçent.

Los primeros documentos de los que se tiene constancia de la existencia de Pradosegar son protocolos notariales fechados en el año 1448 en los que vecinos de Pradosegar se comprometen a traer algunas cargas de sal de las salinas de Atienza (Guadalajara) a ciertos vecinos de Ávila.

Las condiciones de vida durante el periodo que va desde los orígenes del pueblo hasta la desaparición del señorío y, por consiguiente, la formación de un ayuntamiento propio en 1833, fueron muy precarias, aunque son prácticamente las mismas que conocieron nuestros padres hasta la década de los sesenta del siglo XX.

Las principales actividades eran las relacionadas con el campo.