Tengo recuerdos, mas que de Rasueros, (sale con 9 meses y he vuelto en no demasiadas ocasiones, menos de las que hubiera querido), de mi madre, sus huesillos, sus galletas y sus hojuelas. Que mano tenia para la repostería, y no sigamos para la cocina, y ahora que habláis del hormazo y del potaje de cuaresma, que maravilla. Lamentablemente esos tiempos nunca volverán, pero eso si, los llevo siempre muy dentro. Siempre viví en Salamanca y provincia y me he considerado siempre salmantino, pero para Rasueros siempre tengo un rincón en mi corazón.