Un tema interesante, y para mí de muy gratos recuerdos, el tema que habeis tratado referente a las chicas de servir (despectivamente se las conocia como las chachas).
Cuando yo llegué a Madrid, por los años 60 era muy jovencito (14 años) y junto con un hermano mio, que yá estaba aquí (Emilio) estuve en una tienda de comestibles (Ultramarinos) por la zona donde estaba ubicada, enfrente del retiro en la calle de Alcala, era esta una zona de un podér adquisitivo alto y tenia mucha gente una muy buena posición económica, con lo cuál la grán mayoria tenian su correspondiente chica de servir. Yo las recuerdo con mucho cariño y afecto porque conmigo se portaron maravillosamente, un jovencito como yo recién llegado de un Pueblo, sin saber nada de la grán ciudad! no era facil la adaptación en el lugar, entonces las diferencias entre un Pueblo y una Ciudad eran muy grandes, en la Ciudad se vivia con una aceleración, que nosotros en los Pueblos desconociamos, todo era mas rapido, tenias que espabilarte, tener mas reflejos, poseér instintos de superación, hablar con mayor fluidez! y yo carecia de todos estos atributos. Cuanto me acordaba de mi Pueblo, de mis padres que no podian protegerme de mis torpezas, pero aunque parezca mentira, fueron ellas las chicas de servir las que con su comprensión y cariño me dieron animos y fuerzas para seguir adelante, ellas que la grán mayoria procedian también de zonas rurales, comprendian mejor que nadie mi situación y agobio, con mi cesta al hombro (entonces en las tiendas de ultramarinos se llevaban los pedidos en cestas de mimbre) me encargaba de llevar a las casas el pedido hecho por ellos, generalmente personas con un poder adquisitivo alto y que tenian su chica de servir y en muchos casos mas de una, Y ahí estaban ellas! que me recibian con todo cariño y amabilidád, preguntandome como estaba y ofreciendome su ayuda, de verdád que para mí eran de un grán apoyo se portaban como verdaderas amigas, también a veces me comentaban sus problemas, sus angustias, situaciones, pero por lo generál eran personas mas maduras con mas experiencia en la Ciudad y mas adaptadas al medio. Poco apoco me fuí acoplando y espabilando, y todo fué mas agradable, mi "morriña" por el Pueblo se fué amortiguando; y empecé a saboreár lo bueno de la Ciudad. (tengo que decir que tambien mi hermano Emilio me ayudó mucho a sentirme bien) Estube dos años en la tienda de ultramarinos, despues me fuí a una oficina de ingenieros- (un ambiente totalmente distinto al anterior, todo fué otra historia, apasionante, con un glamour desconocido para mi, como en una película, empezaba una nueva etapa en mi vida)-y perdi el contacto con estas chicas de servir, pero cuando las veia por las calles sentia admiración y comprensión hacia ellas porque conocia sus historias y sus vidas, sabia de los grandes sacrificios, trabajo y corage que tubieron que pasar para adaptarse al ambiente a veces hostil en sus casas de trabajo. Mi homenaje y reconocimiento para todas las chicas de servir de aquella época, hicieron que hasta la gran Ciudad fuese un poco mas humana y seguro que contribuyeron al avance economico de la sociedad de entonces. Abzs. Ignacio
Cuando yo llegué a Madrid, por los años 60 era muy jovencito (14 años) y junto con un hermano mio, que yá estaba aquí (Emilio) estuve en una tienda de comestibles (Ultramarinos) por la zona donde estaba ubicada, enfrente del retiro en la calle de Alcala, era esta una zona de un podér adquisitivo alto y tenia mucha gente una muy buena posición económica, con lo cuál la grán mayoria tenian su correspondiente chica de servir. Yo las recuerdo con mucho cariño y afecto porque conmigo se portaron maravillosamente, un jovencito como yo recién llegado de un Pueblo, sin saber nada de la grán ciudad! no era facil la adaptación en el lugar, entonces las diferencias entre un Pueblo y una Ciudad eran muy grandes, en la Ciudad se vivia con una aceleración, que nosotros en los Pueblos desconociamos, todo era mas rapido, tenias que espabilarte, tener mas reflejos, poseér instintos de superación, hablar con mayor fluidez! y yo carecia de todos estos atributos. Cuanto me acordaba de mi Pueblo, de mis padres que no podian protegerme de mis torpezas, pero aunque parezca mentira, fueron ellas las chicas de servir las que con su comprensión y cariño me dieron animos y fuerzas para seguir adelante, ellas que la grán mayoria procedian también de zonas rurales, comprendian mejor que nadie mi situación y agobio, con mi cesta al hombro (entonces en las tiendas de ultramarinos se llevaban los pedidos en cestas de mimbre) me encargaba de llevar a las casas el pedido hecho por ellos, generalmente personas con un poder adquisitivo alto y que tenian su chica de servir y en muchos casos mas de una, Y ahí estaban ellas! que me recibian con todo cariño y amabilidád, preguntandome como estaba y ofreciendome su ayuda, de verdád que para mí eran de un grán apoyo se portaban como verdaderas amigas, también a veces me comentaban sus problemas, sus angustias, situaciones, pero por lo generál eran personas mas maduras con mas experiencia en la Ciudad y mas adaptadas al medio. Poco apoco me fuí acoplando y espabilando, y todo fué mas agradable, mi "morriña" por el Pueblo se fué amortiguando; y empecé a saboreár lo bueno de la Ciudad. (tengo que decir que tambien mi hermano Emilio me ayudó mucho a sentirme bien) Estube dos años en la tienda de ultramarinos, despues me fuí a una oficina de ingenieros- (un ambiente totalmente distinto al anterior, todo fué otra historia, apasionante, con un glamour desconocido para mi, como en una película, empezaba una nueva etapa en mi vida)-y perdi el contacto con estas chicas de servir, pero cuando las veia por las calles sentia admiración y comprensión hacia ellas porque conocia sus historias y sus vidas, sabia de los grandes sacrificios, trabajo y corage que tubieron que pasar para adaptarse al ambiente a veces hostil en sus casas de trabajo. Mi homenaje y reconocimiento para todas las chicas de servir de aquella época, hicieron que hasta la gran Ciudad fuese un poco mas humana y seguro que contribuyeron al avance economico de la sociedad de entonces. Abzs. Ignacio