Hola amigos de Rasueros!
Fraililia, gracias por tus comentarios. En realidad, el que se ha visto desilusionado fue mi papá, que en su mente conservaba las estampas de los pueblos de antaño, las que aparecen en sus relatos, las que guardó después de tantos años. Él me cuenta que, de niños iban caminando hasta Rasueros o hasta Paradinas a moler trigo porque en Rágama no había molino. Sí, me dijo que la única calle asfaltada era la carretera principal, lo demás era de tierra. Su padre, o sea mi abuelo, fue alcalde de Rágama en el año 1936. Cuando vio el ayuntamiento lo reconoció enseguida y se emocionó. También refiere que cuando mataban un cerdo para depostarlo y hacer chorizos, las mujeres iban al río para lavar las tripas, destinadas luego a los embutidos. Él llama a ese río "Mininis", pero no he visto esa denominación en los mapas, aunque sí un río llamado Regamón o algo así. No sé si será el mismo o se trata de otro río.
Yo vivo en La Plata, es la capital de la provincia de Buenos Aires; mi ciudad está a 40 Km de la ciudad capital de Buenos Aires.
Mi ciudad es grande, viven unas 600.000 almas, más o menos, no hay muchas fiestas populares por acá, sólo el día del aniversario de la ciudad que es el 19 de noviembre. Es una ciudad universitaria, están todas las facultades y vienen jóvenes de todo el país a estudiar, por lo tanto entre los habitantes hay muchísimos chicos y chicas. Aquí es al revés, en verano, meses de enero y febrero, se la ciudad vacía bastante porque los estudiantes se van a sus pagos y la gente en general, se va a vacacionar a las playas o a las montañas, entonces la ciudad queda un poco tranquila, no mucho, el caos de autos en horas picos es terrible siempre.
Soy madre de tres hijos varones de 25, 24 y 12 años, sus nombres son Martín, Manuel y Felipe respectivamente. Soy profesora de Literatura y trabajo en escuelas secundarias de mi ciudad.
A Ignacio le doy la razón sobre las consideraciones sobre las promesas, es cierto que ya no tiene el valor que se le debe dar. Actualmente, la promesa está devaluada, menoscabada. Y es que la palabra en general ha perdido su significado, me doy cuenta en la escuela con los alumnos, para quienes la palabra es una imagen más, sin significado. Decodifican las palabras pero no las interpretan, por eso les cuesta comprender mensajes escritos, y ni hablar de la lectura de un libro entero! Y la promesa es eso, palabras performativas, que al enunciarlas realizan el mismo acto de prometer. Decirlas no cuesta nada, pero cumplirlas es todo un compromiso que no siempre se asume. Lo demuestran cotidianamente los políticos, que prometen en sus campañas electorales y luego que obtuvieron sus votos, se olvidan. Lo mismo ocurre con muchas personas, que lanzan sus promesas y después no se hacen cargo de sus dichos.
Bueno amigos, tengo que hablar con mi papá para ver si él quiere enviarles un mensaje o quiere preguntar por alguien o por algo. Cariños a todos, nos reencontramos pronto!
Lilian.
Fraililia, gracias por tus comentarios. En realidad, el que se ha visto desilusionado fue mi papá, que en su mente conservaba las estampas de los pueblos de antaño, las que aparecen en sus relatos, las que guardó después de tantos años. Él me cuenta que, de niños iban caminando hasta Rasueros o hasta Paradinas a moler trigo porque en Rágama no había molino. Sí, me dijo que la única calle asfaltada era la carretera principal, lo demás era de tierra. Su padre, o sea mi abuelo, fue alcalde de Rágama en el año 1936. Cuando vio el ayuntamiento lo reconoció enseguida y se emocionó. También refiere que cuando mataban un cerdo para depostarlo y hacer chorizos, las mujeres iban al río para lavar las tripas, destinadas luego a los embutidos. Él llama a ese río "Mininis", pero no he visto esa denominación en los mapas, aunque sí un río llamado Regamón o algo así. No sé si será el mismo o se trata de otro río.
Yo vivo en La Plata, es la capital de la provincia de Buenos Aires; mi ciudad está a 40 Km de la ciudad capital de Buenos Aires.
Mi ciudad es grande, viven unas 600.000 almas, más o menos, no hay muchas fiestas populares por acá, sólo el día del aniversario de la ciudad que es el 19 de noviembre. Es una ciudad universitaria, están todas las facultades y vienen jóvenes de todo el país a estudiar, por lo tanto entre los habitantes hay muchísimos chicos y chicas. Aquí es al revés, en verano, meses de enero y febrero, se la ciudad vacía bastante porque los estudiantes se van a sus pagos y la gente en general, se va a vacacionar a las playas o a las montañas, entonces la ciudad queda un poco tranquila, no mucho, el caos de autos en horas picos es terrible siempre.
Soy madre de tres hijos varones de 25, 24 y 12 años, sus nombres son Martín, Manuel y Felipe respectivamente. Soy profesora de Literatura y trabajo en escuelas secundarias de mi ciudad.
A Ignacio le doy la razón sobre las consideraciones sobre las promesas, es cierto que ya no tiene el valor que se le debe dar. Actualmente, la promesa está devaluada, menoscabada. Y es que la palabra en general ha perdido su significado, me doy cuenta en la escuela con los alumnos, para quienes la palabra es una imagen más, sin significado. Decodifican las palabras pero no las interpretan, por eso les cuesta comprender mensajes escritos, y ni hablar de la lectura de un libro entero! Y la promesa es eso, palabras performativas, que al enunciarlas realizan el mismo acto de prometer. Decirlas no cuesta nada, pero cumplirlas es todo un compromiso que no siempre se asume. Lo demuestran cotidianamente los políticos, que prometen en sus campañas electorales y luego que obtuvieron sus votos, se olvidan. Lo mismo ocurre con muchas personas, que lanzan sus promesas y después no se hacen cargo de sus dichos.
Bueno amigos, tengo que hablar con mi papá para ver si él quiere enviarles un mensaje o quiere preguntar por alguien o por algo. Cariños a todos, nos reencontramos pronto!
Lilian.