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RASUEROS: Hola Merche: te pido disculpas. Creí que podría ir...

Hola amig@s. Espero que tod@s hayáis tenido una buena semana. Es cierto lo que comentan Ignacio y Fraililla. La marcha de Alfonso ha dejado un hueco, un espacio inundado de silencio y tristeza. Y también es cierto que, el tiempo que es la entidad más sabia de este mundo, ayuda a soportar ese dolor que deja la pérdida de un ser querido, a mitigar ese requemor que nos deja en la entrañas, sin que ello signifique que de nuestro amigo Alfonso vaya a ser olvidado, sino todo lo contrario.
Me ha gustado mucho lo que ha comentado Fraililla acerca de sus visitas a la cantina de Victor para comprar vino. Fraililla, es increible lo bien describes tus recuerdos, es cómo si lo estuvieras viviendo en ese mismo momento! Pero hay algo que ha llamado mi atención de manera especial. Hablas Fraililla que cuando ibas a la cantina, que era a su vez la tienda regentada por Donata, solías encontrarte un grupo de hombres junto a la estufa que compartían su almuerzo, hablando de sus cosas, comentando el precio del trigo y otros asuntos de su interés. Y tú, que eras muy pequeña, te situabas al lado o entre ellos, pasando desparcibida, y les observabas y escuchabas todas sus conversiones, sus historias y sus inquietudes. Y esto es algo que considero que, entre otras cosas, también merece la pena resaltar del relato de Fraililla, quien ha revivido esas visitas a la cantina- tienda, y las ha descrito con sus ojos de niña. Es asombroso con que facilidad los más pequeños con sus ojos de niños, son capaces de observar la vida, con tantísimo detenimiento, como captan todo lo que ocurre en su entorno, como absorben las conversaciones de los mayores, los detalles, los gestos, como aprenden. Y en contra, como con ojos de adulto, no nos percatamos de que hay niños que están observando cada uno de nuestros movimientos, atentos a todo lo que decimos, de todo lo que hacemos. Por eso hay que prestar mucha atención a nuestro comportamiento cuando hay un niño delante, que no dejan de ser pequeñas personitas inocentes, con una mente preparada para llenarse de experiencias y conocimientos, con una latente curiosidad, esa que nos lleva a preguntarnos el por qué de las cosas, y en definitiva a aprender. Y nosotr@s, los adultos, nos convertimos en profesores de la vida, de manera inintencionada, sin sabernos observados, sin notar que lo que decimos puede ser utilizado por los más pequeños como referencia, como guia en la vida. Yo también recuerdo ese tipo de situaciones, como las que nos cuenta Fraililla, en las que yo siendo aun niña escuchaba a los adultos hablar y hablar sin la menor preocupación por mi presencia, la cual, creo, pasaba totalmente desapercibida. Y eso que todos hemos experimentado de niñ@s, es la curiosidad humana, el motor de todo el conocimiento, sin la cual el ser humano no hubiera llegado dónde ha llegado. Por favor, que no perdamos nunca esa curiosidad a medida que vamos cumplimiendo años! Qué podemos seguir mirando la vida con ojos de niño!
Ayer, por cierto, estuve en Rasueros por la tarde. Tal como ya os había dicho que haría, pasé por la casa de la suegra de Rasuero- Astudillo, quien, junto a su marido, nos recibió con una maravillosa hospitalidad y gran amibilidad. Estuvimos durante un buen rato charlando cómodamente, comentando anecdotas del pueblo, y me facilitaron información muy interesante sobre mis lazos familiares. Pero desgraciadamente no pude llevarme un ejemplar del libro, pues, según me comentaron, en esos momentos no tenían ninguno. Me gustaría saber si más adelante podría pasarme a recoger un ejemplar de ese maravilloso libro. Buenos amig@s de este foro, os deseo a tod@s un buen comienzo de semana! Un abrazo.

Hola Merche: te pido disculpas. Creí que podría ir a Rasueros el día de los Santos pero al final no pudo ser. Ahora sí puedes recoger ya el libro o encargar a alguien que lo recoja en tu nombre donde ya sabes. Muchas gracias por las hierbas.