Hola amig@s. Hace ya mucho tiempo que no entraba, la verdad es que no he tenido tiempo. Pero he hecho un esfuercito para escribir y aquí estoy. Bueno, en esta ocasión, para cambiar un poco, os voy a dejar un pequeño cuento que espero que os guste. Ahí va: "Estaban los cinco pequeños gorriones apretujados unos contra otros, al borde del nido, expectantes, con los ojos muy abiertos, viendo a su madre acercarse hasta ellos volando. Por fin, la mamá de los gorrioncitos llegó al nido, portando en su pico unas lombrices, y miró a sus crías con ternura y amor. Los pequeños comenzaron entonces a abrir el pico, y a agitarse, empujándose mutuamente a fin de alcanzar el lugar más cercano a su madre. La mamá se abrió paso entre ellos con delicadeza y deposito las lombrices en el centro del nido. Rápidos, como un rayo, los cinco pajaritos se abalanzaron sobre su almuerzo y engulleron los gusanos en menos que canta un gallo. Y así pasaron los días, con el mismo ritual, mientras los polluelos iban creciendo más y más. Pero una tarde de aquella primavera, algo cambió. Esperaron y esperaron, hasta que el sol rojizo se despidió de ellos en el poniente, dando paso a la noche, pero su madre no apareció. A la mañana siguiente, los gorrioncitos, perplejos, continuaron mirando el horizonte, en busca de alguna señal de su madre. Ya por la tarde, hambrientos, piando con desesperación, vieron aparecer dos siluetas surcando el cielo. Dos gorriones adultos, aterrizaron en el nido con el pico lleno de frambuesas. Los polluelos les reconocieron rápidamente, eran los padres de su madre, sus abuelos. Con el mismo candor al que ella les tenía acostumbrados, dejaron uno a uno la deliciosa fruta en el centro del nido, al igual que hacía su madre. Los pajaritos cesaron de piar y comieron. Ya no sentían esa sensación de tristeza, estaban tranquilos, allí estaban ellos, para cuidarles, en ausencia de su mamá. Pronto llegó el verano y después de éste, como la sombra de un árbol, el otoño comenzó a abrirse camino, tiñendo de amarillo y naranja las hojas de los árboles. Fue entonces cuando su abuelo, con paciencia y determinación, invitó a los gorrioncitos a salir del nido. Ya los cinco en la rama, abrió sus alas y les mostró como levantar el vuelo. Todos le imitaron y con mayor y menor destreza, cada uno de ellos comenzó a volar. Antes del anochecer sus abuelos les guiaron hasta un pajar, que se encontraba muy lejos del que, hasta ese día, había sido su hogar. Dentro del granero, apoyado junto a una vieja viga de madera, vieron un nido grande hecho de ramas y paja. La sorpresa fue enorme, cuando al asomarse al nido se encontraron a su madre, que les recibió con inmenso cariño. Aun se podía ver la herida en el ala de la mamá, que la había impedido volar y regresar al nido. Otra vez todos juntos, los gorriones durmieron felices, después de mucho tiempo, arropados bajo las alas de su progenitora, que a su vez, recordaba cuando siendo joven, dormía tranquila al calor de sus padres, a los que estaba enormemente agradecida." Bueno amig@s del foro, espero veros pronto por aquí. Os deseo un buen comienzo de semana. Un abrazo.