Dentro de las fiestas populares que comenté anteriormente, está esta,"La corrida de las cintas"ya la desarrollé en otra ocasión pero merece la pena traerla de nuevo a este foro. Recuerdo yo esta fiesta con una añoranza especial porque para mí era algo fantástico! una fiesta, bonita, elavorada y romántica.
Lo escribo con la misma sensación de estar viviendo esos días anteriores a este acontecimiento, y visualizo como los jóvenes (quintos de aquellos años) se esmeraban en preparar y trabajar esta fiesta como si de unos ingeniosos artistas se tratase, ellos elegian el color de la cinta de sus novias o pretendientes pensando cual color más les agradaria.. rojos, azules, verdes, blancos.... una borrachera de colores... Esa cinta terminaba en una argolla metálica en donde y colgando de una cuerda transversal tendría que ser rescatada por medio de una especie de punzón de madera que el mozo en cuestión y montado en una caballeriza, caballo mula o borrico, tenia que conseguir descolgar.... Retomo la elaboración del evento, porque para mí la construcción de ese punzón me tenia fascinado, era aquí donde los participantes se convertían un poco en rivales y competían en cual de ellos conseguia elavorár el punzón más bonito y llamativo, cogiendo una rama de la rivera del rio la modelaban, pintaban y decoraban con pequeñas cintas de colores como si de ebanistas decoradores se tratase... Recuerdo un punzón en particular: El construido por mi querido primo Alfonso (que en páz descanse) fue en ese año de mi recuerdo en donde él fue el ganador de esta sencilla y amigable competición, consiguió mi primo un punzón elegante de vivos colores bien redondeado y adornado con delgadas cintas de colores perfectamente combinadas, con él también recuerdo como consiguió descolgar una bonita cinta de vivo color azul celeste y como todo emocionado se la entregaba a su enamorada novia, cuyo nombre y rostro han desaparecido de mi memoria... Terminada la corrida de cintas todo era algarabía, alegria y fiesta y al final! todos al baile, que los mozos (quintos) tenían deseos de susurrar al oído de sus novias o pretendientes cuanto les había costado conseguir esas bonitas cintas que ellas llevaban con tanto orgullo colgando de su delicado cuello... Para mí esta era la fiesta de los enamorados.
¿No os parece que estas entrañables costumbres no se deberían perder nunca?... Abzs. Ignacio
Lo escribo con la misma sensación de estar viviendo esos días anteriores a este acontecimiento, y visualizo como los jóvenes (quintos de aquellos años) se esmeraban en preparar y trabajar esta fiesta como si de unos ingeniosos artistas se tratase, ellos elegian el color de la cinta de sus novias o pretendientes pensando cual color más les agradaria.. rojos, azules, verdes, blancos.... una borrachera de colores... Esa cinta terminaba en una argolla metálica en donde y colgando de una cuerda transversal tendría que ser rescatada por medio de una especie de punzón de madera que el mozo en cuestión y montado en una caballeriza, caballo mula o borrico, tenia que conseguir descolgar.... Retomo la elaboración del evento, porque para mí la construcción de ese punzón me tenia fascinado, era aquí donde los participantes se convertían un poco en rivales y competían en cual de ellos conseguia elavorár el punzón más bonito y llamativo, cogiendo una rama de la rivera del rio la modelaban, pintaban y decoraban con pequeñas cintas de colores como si de ebanistas decoradores se tratase... Recuerdo un punzón en particular: El construido por mi querido primo Alfonso (que en páz descanse) fue en ese año de mi recuerdo en donde él fue el ganador de esta sencilla y amigable competición, consiguió mi primo un punzón elegante de vivos colores bien redondeado y adornado con delgadas cintas de colores perfectamente combinadas, con él también recuerdo como consiguió descolgar una bonita cinta de vivo color azul celeste y como todo emocionado se la entregaba a su enamorada novia, cuyo nombre y rostro han desaparecido de mi memoria... Terminada la corrida de cintas todo era algarabía, alegria y fiesta y al final! todos al baile, que los mozos (quintos) tenían deseos de susurrar al oído de sus novias o pretendientes cuanto les había costado conseguir esas bonitas cintas que ellas llevaban con tanto orgullo colgando de su delicado cuello... Para mí esta era la fiesta de los enamorados.
¿No os parece que estas entrañables costumbres no se deberían perder nunca?... Abzs. Ignacio