Hola amig@s del foro. Hace tiempo que no entro, lo siento, he estado algo liada. Me ha encantado lo que Fraililla nos cuenta de su visita al pueblo. Debo reconocer que, pese a que yo voy bastante al pueblo, me hubiera encantado pasar unos días allí en periodo estival, coincidiendo con las fiestas.
Pero, como ya he dicho, yo voy habitualmente a Rasueros, y no puedo quejarme. Ayer mismo estuve allí. Cierto que cuando llegamos ya era muy tarde y la Ermita se encontraba cerrada, para mi disgusto. Pero aprovechamos el escaso tiempo que nos quedaba. EL disgusto más grande me lo lleve cuando entré en mi casa, al descubrir que el sumidero del patio se había atascado, lo que había provocado la consecuente retención de agua, que abriéndose camino llegó a entrar dentro de la casa. No fue cosa de mucha importancia, gracias a Dios, más tema de limpieza extra, que daños verdaderos. Pero me ha hecho pensar que debo estar alerta y venir más a menudo, sobre todo si llueve, pues debemos tener en cuenta que, en estas tierras castellanas, y en estos meses, cuando llueve, llueve con ganas. Estas aguas de otoño son impredecibles, casi inoportunas, abundantes, rápidas, algo incomodas... pero a su favor debo añadir que son absolutamente necesarias, que gracias a ellas podemos disfrutar de una buena temporada micológica y qué decir del delicioso olor de la tierra de campo, mojada después de un buen chaparrón otoñal!
Ignacio, yo creo que al coyote le saldría mejor irse directamente a un restaurante, que seguir intentando comerse al correcaminos... cuando no se puede, no se puede, je, je, je.
Buenos amig@s, os deseo una buena semana. Un abrazo.
Pero, como ya he dicho, yo voy habitualmente a Rasueros, y no puedo quejarme. Ayer mismo estuve allí. Cierto que cuando llegamos ya era muy tarde y la Ermita se encontraba cerrada, para mi disgusto. Pero aprovechamos el escaso tiempo que nos quedaba. EL disgusto más grande me lo lleve cuando entré en mi casa, al descubrir que el sumidero del patio se había atascado, lo que había provocado la consecuente retención de agua, que abriéndose camino llegó a entrar dentro de la casa. No fue cosa de mucha importancia, gracias a Dios, más tema de limpieza extra, que daños verdaderos. Pero me ha hecho pensar que debo estar alerta y venir más a menudo, sobre todo si llueve, pues debemos tener en cuenta que, en estas tierras castellanas, y en estos meses, cuando llueve, llueve con ganas. Estas aguas de otoño son impredecibles, casi inoportunas, abundantes, rápidas, algo incomodas... pero a su favor debo añadir que son absolutamente necesarias, que gracias a ellas podemos disfrutar de una buena temporada micológica y qué decir del delicioso olor de la tierra de campo, mojada después de un buen chaparrón otoñal!
Ignacio, yo creo que al coyote le saldría mejor irse directamente a un restaurante, que seguir intentando comerse al correcaminos... cuando no se puede, no se puede, je, je, je.
Buenos amig@s, os deseo una buena semana. Un abrazo.