RASUEROS: P. Martín Loa, gracias por la información facilitada...

Buenos días:
Así es Fraililla, me gusta Madrid y estoy muy a gusto en esta gran ciudad que acoge a todos. Sin embargo tengo que admitir que tengo 3 cunas fundamentales, en las cuales hay vivencias y añoranzas diversas, profundas, pero muy difusas. Algún día, con vuestra ayuda, me atreveré a llegar a ellas.
Tengo que contar una anécdota que he vivido en la parte alta de Burgos, al lado de la central nuclear de Santa María de Garoña. He tenido un vecino durante 20 ó 25 años, que fue panadero de joven. Emigró a Bilbao, digamos hace 40 o 50 años y continuó siendo panadero, hasta el final de su vida laboral, trabajando en un pueblo próximo a Bilbao. Un día charlando, en la puerta de nuestras casas pareadas, de las procedencias y lugares en los que habíamos nacido o en los que habíamos vivido, me comentó que él era de Madrigal de las Altas Torres. En el transcurso de la conversación me comentó, que siendo joven, había ido a un pueblo cercano, donde había un médico que sacaba las muelas de maravilla. Me contó que para extraerle la muela, utilizó unas tenazas, de las que ya no nos podemos ni imaginar. Para poder sacársela, tuvo que apoyar el pie en su pecho, y tirar con todas sus fuerzas. Este médico no era otro que un tal don Ángel, que para más datos, me dijo que tenía muchos, muchos hijos. A pesar de todo, todavía le tenía un gran respeto y cariño, pues parece ser que por aquellos lares y tiempos, era lo mejor que había por los alrededores. Este hombre cuyo nombre era Moisés, falleció hace unos dos años o tres años. Su mujer acaba de vender la casa en la que han vivido, como segunda residencia, durante muchos años en los que fuimos vecinos. Le conté la anécdota de que este médico es quien me puso el apodo de, avestruzdepascualgrande, cuando estaba destinado en un pueblo de Asturias (Posada de Llanes). Como ya os he comentado, es un apodo, que me ha impulsado, en muchas ocasiones a actuar en el sentido contrario, al de bajar la cabeza, esconderla, no haciendo frente a las dificultades; en este sentido tengo que estar agradecido a este médico que estuvo en vuestro pueblo, parece ser, hace un montón de años.
Una de las cosas que voy a hacer, si me lo permitís, es mandaros algún escrito de los que ya tengo elaborados, para someterlo a vuestra consideración y crítica. Podríamos clasificarlo como filosofía pura y dura.

LA TAPIA DEL CEMENTERIO Y LA DEMOCRACIA (cuando empezábamos, los 70 tardíos)
Dentro de unos meses hará un año, que los familiares y amigos llevamos a mi Madre, a reposar al camposanto de uno de esos muchos pequeños pueblos de España. La enterramos junto a una pared del casi obligado rectángulo, de esos lugares; la pared se mantenía en pie, desobedeciendo las leyes naturales, para no sepultar lo sepultado.
Al poco tiempo en una visita en la que todavía se oía algún llanto y los comentarios ya más reales de cómo, dónde y cuándo se debía hacer el monumento mortuorio, a alguien se le ocurrió pensar que la tapia había que tirarla antes de que se cayese, sobre los restos de su difunto; quiso ir a por uno de esos tractores grandes del pueblo, engancharla después de haber tenido en cuenta los más elementales principios de lógica y haberla hecho caer en el sentido opuesto al de las tumbas.
En aquel momento un sinfín de comentarios se elevaron, el señor Cura, el Alcalde, los vecinos en general, las personas que tenían a sus difuntos junto a la tapia, la familia del último fallecido, todos ellos entraron en juego dialéctico, para dictaminar a quién o qué intereses correspondía tirarla. Unos decían que eso era cosa de la Iglesia, que el señor Cura, que se las ingeniase; otros decían que eso era cosa del Gobierno, que el Alcalde reuniese a su consejo y que actuase; algunos, también democráticos, pensaban que era cosa del pueblo y ya habían empezado a arremangarse, pero hubieron de detenerse, ya que se dijo que era necesario elegir la forma más idónea, después de haber estudiado a fondo el problema, pues no era justo, que el pueblo, entiéndase por pueblo, los mozos que ya nos habíamos arremangado, la tirasen, cuando a lo mejor, era el señor Cura o el Alcalde, o los dos juntos, con pico y pala, los que tenían que tirarla. Se tocó a concejo y se discutió afanosamente, todos aportaron sus ideas y quisieron mejorarlas; ya faltaba muy poco, después de numerosos esfuerzos, para elevar a definitivo el proyecto de derribo de la tapia … … las últimas lluvias, no han sido las causantes de que ahora mi Madre, también esté sepultada por la tapia.

Esta historia es perfectamente extrapolable al cementerio de residuos nucleares, y la polémica actual, mientras estamos pagando una millonada diaria, por la utilización del Cementerio de Residuos Nucleares Francés.
"España no sólo compra energía a Francia sino que le ha pagado desde 1994 más de 200 millones para que guarde nuestros residuos nucleares. Los retrasos en la instalación del ATC costarán 60.000 euros diarios a partir de 2010. Un gasto que costean los ciudadanos con el recibo de la luz." Esta cita, la he sacado hoy de Internet.

No me gusta hacer política, me gustaría hacer Filosofía. COMO TOMAR UNA DECISION O LA TECNICA DEL ZURTSEVA, aunque cuando se mezclan intereses económicos se van al garete todas las teorías.

Un saludo, y buen fínde, como dicen los jóvenes.
ADP
Estas siglas, Ignacio Esteban Nieto, te hará más fácil, referirme, y muchas gracias por tus palabras de aliento.

Efectivamente en Rasueros hace muchísimos años hubo un médico llamado don Angel. Además de médico fue alcalde y se por mi madre que a diario acudía al ayuntamiento y después de hacer sus gestiones cuando volvía a su casa, le estaban esperando mucha gente de los pueblos de alrededor para sacarse muelas. Tenia por lo visto mucha clientela y cobraba 5 pesetas de la época. Lo de las tenazas ya me suena a chiste. Mas bien seria que resultaba aparatoso el instrumental que se utilizaba entonces.
Mi madre le conocía bien a él y a toda su familia. Muchisimas veces me ha contado anécdotas ya muy antiguas relacionadas con este señor. Ella de muy, muy jovencita ayudo a doña Pilar en la crianza de sus hijos que como muy bien dice usted fueron muchos. Se acuerda de los nombres de 14 y me los nombra, pero me insiste en que le falta uno, que eran 15 y ahí la tengo dándole vueltas a la pobre tratándose de acordar de su “niño” que le falta. Me comenta que no recuerda que don Angel fuera muy dado a poner apodos (lo digo por lo de avestruz….) quiza se lo llamara cariñosamente o el diera otro significado distinto al que usted pudiera entender. De cualquier manera es un recuerdo que le quedará y le hará pensar en esa persona.
Bueno, y nada más solo que sepa la familia Holguera Lopez, (si es que por casualidades de la vida alguno de sus componentes lee este foro) que en Madrid hay una señora de casi 83 años que los recuerda con mucho cariño.
Muy Interesantes sus escritos señor A. Pascualgrande. Un saludo

P. Martín Loa, gracias por la información facilitada y también por sus palabras de aliento.
El Sr. Moisés, del que desconozco su apellido, tenía en gran estima y admiración a D. Angel, veo que uds. también; por supuesto cuando decía tenazas, no estaba siendo despectivo, pues se define como: Instrumento de metal, compuesto de dos brazos trabados por un clavillo o eje que permite abrirlos y volverlos a cerrar, que se usa para sujetar fuertemente una cosa, o arrancarla (este sería el caso de la muela) o cortarla. Dígale ud. a su madre, que: “mi abuela, (algún día les contaré anécdotas que viví con/de ella) cuando le faltaba el nombre de un nieto, lo que hacía era repetir uno, entonces ya le salían las cuentas”. Me imagino, espero, y deseo, que su madre tendrá sus facultades en perfecto estado. Estoy seguro que es, de esas personas de conversación amena y de memoria inagotable, que cuando sacan una historia recuerdan todos los detalles, que más que narrar, lo que hacen es volver a vivir aquellos momentos inolvidables, en el remozado presente.
Un saludo muy cordial para ud. y en especial para su Madre.