Hola amig@s del foro, cuánto tiempo sin venir por aquí, tenéis que disculparme. Aunque suene a excusa fácil, lo cierto es que no he visto la manera de sacar tiempo, y no es porque no me acordara de este foro, o hubiera perdido las ganas de escribir, que intención de seguir participando tengo, y a las pruebas me remito. Pero entre unas cosas y otras, lo he ido dejando…hasta hoy. Y esta entrada tiene motivo en una anécdota ocurrida en nuestro pueblo hace ya muchas décadas, una historia realmente extraordinaria y hermosa que me fue contada por una de las protagonistas hace unas semanas. Pero antes de empezar con el relato, quería enviar todo mi cariño a la familia de María Dolores Pérez, paisana de Rasueros y pariente mía, que falleció el pasado 4 de noviembre. Descanse en paz!
La historia que, de primera mano, ha llegado a mis oídos, tiene como personajes principales a tres niñas, dos hermanas y una amiga, de 12 años de edad aproximadamente, y a nuestra Virgen de los Dolores, a la que yo tanto venero. Era un día radiante y las niñas se encontraban en el campo, cuidando las ovejas, felices, mientras jugaban entre los árboles y la maleza. Entonces la amiga de las hermanas se subió a un cerezo, sin percatarse de que junto al árbol había un pozo. El cerezo no debía ser demasiado robusto, o quizás la niña se adentró donde el ramaje es más tierno, la mala fortuna hizo el resto. La rama del cerezo se partió y ambas, niña y rama cayeron, con tan desatino que en vez de caer al suelo, que buen golpe se hubiera dado igualmente, cayó dentro del pozo. Las hermanas corrieron desesperadas al borde del abismo, pero no conseguían ver nada. De pronto la niña asomó en el agua oscura, una de las hermanas se abalanzó para atrapar la mano de su amiga pero no llegó a alcanzarla. La niña volvió a quedar sumergida. Las hermanas con esa desagradable sensación de impotencia, el temor de una tragedia inevitable. Una de las hermanas, comenzó, entre sollozos, a llamar a la Virgen Milagrosa, a pedirla por su amiga, para que no se ahogara, suplicando su ayuda para poder sacar a la niña del pozo, mientras la otra aguardaba en el filo con la esperanza, casi perdida, de verla aparecer y poder atraparla. Y en estas estaban cuando la niña surgió de nuevo de la oscuridad del pozo y la que estaba en el borde, pudo, milagrosamente agarrar su brazo, con lo que finalmente pudo salir de aquel terrible agujero. Quien me contó esta preciosa historia, fue la niña que rogó a la Virgen, quien la llamó para ayudar a su amiga, quien para concluir me aseguró que gracias a la intervención de Nuestra Virgen Milagrosa de Rasueros pudieron rescatar a su amiga de una muerte segura. Y mientras me lo contaba, pude ver en su rostro agradecimiento y fe profunda en la Virgen, y en sus ojos, la mirada de aquella niña de entonces que pidió auxilio a Nuestra Señora hace ya tantas primaveras.
Con este precioso relato me despido de vosotr@s hasta la próxima, que espero que sea pronto. Qué paséis muy buena semana mis queridos amig@s del foro!
La historia que, de primera mano, ha llegado a mis oídos, tiene como personajes principales a tres niñas, dos hermanas y una amiga, de 12 años de edad aproximadamente, y a nuestra Virgen de los Dolores, a la que yo tanto venero. Era un día radiante y las niñas se encontraban en el campo, cuidando las ovejas, felices, mientras jugaban entre los árboles y la maleza. Entonces la amiga de las hermanas se subió a un cerezo, sin percatarse de que junto al árbol había un pozo. El cerezo no debía ser demasiado robusto, o quizás la niña se adentró donde el ramaje es más tierno, la mala fortuna hizo el resto. La rama del cerezo se partió y ambas, niña y rama cayeron, con tan desatino que en vez de caer al suelo, que buen golpe se hubiera dado igualmente, cayó dentro del pozo. Las hermanas corrieron desesperadas al borde del abismo, pero no conseguían ver nada. De pronto la niña asomó en el agua oscura, una de las hermanas se abalanzó para atrapar la mano de su amiga pero no llegó a alcanzarla. La niña volvió a quedar sumergida. Las hermanas con esa desagradable sensación de impotencia, el temor de una tragedia inevitable. Una de las hermanas, comenzó, entre sollozos, a llamar a la Virgen Milagrosa, a pedirla por su amiga, para que no se ahogara, suplicando su ayuda para poder sacar a la niña del pozo, mientras la otra aguardaba en el filo con la esperanza, casi perdida, de verla aparecer y poder atraparla. Y en estas estaban cuando la niña surgió de nuevo de la oscuridad del pozo y la que estaba en el borde, pudo, milagrosamente agarrar su brazo, con lo que finalmente pudo salir de aquel terrible agujero. Quien me contó esta preciosa historia, fue la niña que rogó a la Virgen, quien la llamó para ayudar a su amiga, quien para concluir me aseguró que gracias a la intervención de Nuestra Virgen Milagrosa de Rasueros pudieron rescatar a su amiga de una muerte segura. Y mientras me lo contaba, pude ver en su rostro agradecimiento y fe profunda en la Virgen, y en sus ojos, la mirada de aquella niña de entonces que pidió auxilio a Nuestra Señora hace ya tantas primaveras.
Con este precioso relato me despido de vosotr@s hasta la próxima, que espero que sea pronto. Qué paséis muy buena semana mis queridos amig@s del foro!