Hola a todos.
Cuanto tiempo sin poner unas letras en mi querido foro, aunque alguien piense que no lo es porque últimamente no he entrado.
Me entra una pereza enorme ponerme a escribir. Será porque estoy con otras actividades que me llenan el tiempo demasiado.
Estáis hablando sobre cómo se vivía en Rasueros en la posguerra. Supongo que como en la mayoría de los pueblos españoles.
No creo que los pueblos aragoneses, manchegos, andaluces, etc., vivieran mejor. Como dice Merche, había mucha escasez de todo en nuestro país, y gracias al estraperlo, podías conseguir algunas cosas básicas. En aquella época no servía mucho el dinero si no tenias donde comprar.
A pesar de todo, nuestro pueblo era privilegiado de algún modo, pues está situado en un enclave geográfico muy bueno y tenía muy buena comunicación con Madrid, Salamanca, Avila. La verdad es que está cerquita de estas ciudades y también de Valladolid y Segovia, además de tener al lado a Peñaranda, Arévalo y a Medina, en la que hay y había grandes mercados.
Todo esto ha favorecido a Rasueros siempre.
En el pueblo nunca ha habido ni pobres ni ricos. Todos, en el fondo éramos iguales. Había como media docena que tenían algunas tierras más que el resto, a los que llamábamos los ricos, pero por destacar un poco más. Nunca ha habido terratenientes ni tampoco pobres de solemnidad.
Hasta hace pocos años, hubo una fundación que dejó un paisano que no tenía familia. Era para las jóvenes que sin dote, o para las que querían tomar los hábitos.
En todas las casa había animales, sobre todo cerdos. Con lo que producían, y algo que se cogiese de cosechilla, más la huerta, tenían para vivir, no con lujos, pero desahogadamente. Las mujeres espigaban trigo para las gallinas y garbanzos para los cocidos del año.
Los hombres no es que no tuvieran zapatos. Estos los dejaban para los domingos y otras fiestas. Es cierto que muchos calzaban albarcas, pues era algo muy sabio. Primero se vendaban los pies y parte de las piernas con tela de lona para que en el campo no se los lastimasen con las pajas, cardos o cualquier planta punzante y después se calzaban las albarcas con las que los traspiraban.
Yo en mi casa he conocido siempre la luz eléctrica. Cuando era muy pequeña solamente la había por la noche, con la que podíamos escuchar la radio. Enseguida llegó también la luz de día, como decíamos.
El teléfono llegó muy pronto, así como la televisión, aunque estos dos no los tuviésemos al principio todo el mundo. La televisión llego a España el año que nací yo, 1956, y en el 57 todos los pueblos tenían televisor, pues el ministro Fraga le regalo uno a cada pueblo. En el nuestro la pusieron en la sindical.
También recuerdo cuando pusieron las fuentes públicas. El alcantarillado y acometidas del agua lo pusieron cuando yo tenía 9 años, pero yo ese mismo año me fui a Salamanca.
En mi casa no he visto necesidades. Mi padre era muy trabajador y teníamos ovejas y vacas, además mi madre era modista.
Me gustaría muchísimo saber si tu padre menciona en su libro o cuaderno al mío o a mi abuelo. Mi padre se llamaba José “el fraile” y mi abuelo Gerardo “el fraile”.
Por hoy ya me despido. Ya me enrolle como siempre.
Hasta la próxima que espero que sea pronto.
Os mando besos a todos.
Cuanto tiempo sin poner unas letras en mi querido foro, aunque alguien piense que no lo es porque últimamente no he entrado.
Me entra una pereza enorme ponerme a escribir. Será porque estoy con otras actividades que me llenan el tiempo demasiado.
Estáis hablando sobre cómo se vivía en Rasueros en la posguerra. Supongo que como en la mayoría de los pueblos españoles.
No creo que los pueblos aragoneses, manchegos, andaluces, etc., vivieran mejor. Como dice Merche, había mucha escasez de todo en nuestro país, y gracias al estraperlo, podías conseguir algunas cosas básicas. En aquella época no servía mucho el dinero si no tenias donde comprar.
A pesar de todo, nuestro pueblo era privilegiado de algún modo, pues está situado en un enclave geográfico muy bueno y tenía muy buena comunicación con Madrid, Salamanca, Avila. La verdad es que está cerquita de estas ciudades y también de Valladolid y Segovia, además de tener al lado a Peñaranda, Arévalo y a Medina, en la que hay y había grandes mercados.
Todo esto ha favorecido a Rasueros siempre.
En el pueblo nunca ha habido ni pobres ni ricos. Todos, en el fondo éramos iguales. Había como media docena que tenían algunas tierras más que el resto, a los que llamábamos los ricos, pero por destacar un poco más. Nunca ha habido terratenientes ni tampoco pobres de solemnidad.
Hasta hace pocos años, hubo una fundación que dejó un paisano que no tenía familia. Era para las jóvenes que sin dote, o para las que querían tomar los hábitos.
En todas las casa había animales, sobre todo cerdos. Con lo que producían, y algo que se cogiese de cosechilla, más la huerta, tenían para vivir, no con lujos, pero desahogadamente. Las mujeres espigaban trigo para las gallinas y garbanzos para los cocidos del año.
Los hombres no es que no tuvieran zapatos. Estos los dejaban para los domingos y otras fiestas. Es cierto que muchos calzaban albarcas, pues era algo muy sabio. Primero se vendaban los pies y parte de las piernas con tela de lona para que en el campo no se los lastimasen con las pajas, cardos o cualquier planta punzante y después se calzaban las albarcas con las que los traspiraban.
Yo en mi casa he conocido siempre la luz eléctrica. Cuando era muy pequeña solamente la había por la noche, con la que podíamos escuchar la radio. Enseguida llegó también la luz de día, como decíamos.
El teléfono llegó muy pronto, así como la televisión, aunque estos dos no los tuviésemos al principio todo el mundo. La televisión llego a España el año que nací yo, 1956, y en el 57 todos los pueblos tenían televisor, pues el ministro Fraga le regalo uno a cada pueblo. En el nuestro la pusieron en la sindical.
También recuerdo cuando pusieron las fuentes públicas. El alcantarillado y acometidas del agua lo pusieron cuando yo tenía 9 años, pero yo ese mismo año me fui a Salamanca.
En mi casa no he visto necesidades. Mi padre era muy trabajador y teníamos ovejas y vacas, además mi madre era modista.
Me gustaría muchísimo saber si tu padre menciona en su libro o cuaderno al mío o a mi abuelo. Mi padre se llamaba José “el fraile” y mi abuelo Gerardo “el fraile”.
Por hoy ya me despido. Ya me enrolle como siempre.
Hasta la próxima que espero que sea pronto.
Os mando besos a todos.