Era una buena persona, muy desconfiado, vivia solo como los hermitaños. Vendía toda clase de cosas, iba a vender por los
pueblos con una burrita y dos cajones. Tenía una cocina muy peculiar, cocinaba huevos fritos y torreznos que era con lo que se mantenía. Era un hombre bajito, siempre llevaba
traje de pana y un tapa bocas. En una ocasión nos invitó a Argilio y a mi, para ayudarle a herrar la burra dandole un mordisco la burra a Argilio teniendo que suspender la herrada por herida de la misma. Todo
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