Como colofón a las
fiestas de
San Martín, el día siguiente, 12 de noviembre, se "corren los bollos", una
tradición en la que se juntan los mozos y van recorriendo las
casas del
pueblo para ser convidados, respetando las casas donde hay luto. Van acompañados de
música: dulzaina y tambor en estos últimos años.
La
noche de Reyes (5-6 enero) se pide la longaniza por las casas del pueblo, aprovechando que la
matanza ya está curada. Se acompaña de las "tutainas salobraleñas", coplas tradicionales.
La madrugada de San Antón los mozos salían con los cencerros a "santonear" o "cencerrear" (asustar con cencerros) a los animales que pastaban en los prados. Previamente, para evitar que sonaran y se asustaran con antelación, introducían un puñado de heno dentro del cencerro. La
reunión comenzaba en la
plaza, donde se hacía una
hoguera y se tomaba el aguardiente para entrar en calor.