SAN JUAN DEL MOLINILLO (de Ávila) (Un recuerdo de amor)
Estimados amigos, buscando datos sobre el pueblito de San Juan del Molinillo, he encontrado este foro. San Juan del Molinillo me trae muy bellos recuerdos cada vez que me viene a la memoria. Hace muchos años que no lo veo y estará ya muy cambiado. Y, como veo que es un pueblo que muchos llevan en su corazón como un recuerdo de amor, os dedico un inolvidable recuerdo, pues allí conocí a una muchacha de la cuál estuve muy enamorado. A continuación os escribiré más ampliamente sobre el tema:
SAN JUAN DEL MOLINILLO (Un recuerdo de amor)
Queridos amigos, este pueblo (San Juan del Molinillo) es para mí un pueblo entrañable, pues en él conocí un gran amor. Mari Carmen se llamaba mi amor.
Mi familia eran comediantes. Yo les acompañaba aquellos días y llegamos a San Juan del Molinillo. Allí fuimos por las casas repartiendo propaganda de la función de teatro que hacíamos aquella noche en el salón del pueblo.
Allí, en el pueblo, en una casita que estaba en la carretera, casita que estaba adornada con un espléndido rosal, estaba aquella muchacha... En cuanto me vio, me preguntó: ¿Tú también trabajas en el teatro? Yo le dije que sí y ella dijo que iría a la función.
Por la noche, a la hora de la función, llegó al salón ella con su madre y una hermana. Hicimos la función, pasó la noche y llegó el nuevo día. Era día de fiesta y hacíamos baile en el salón. Yo tocaba un acordeón, un primo mío otro acordeón, y otros familiares también nos acompañaban con sus instrumentos.
Nada más empezar el baile, varias personas entraron al salón, especialmente mozos del pueblo. Enseguida, como algo inesperado, llegó aquella muchacha. Era su cumpleaños: cumplía 18 años. Vestía un precioso vestido amarillo. Venía acompañada por su hermana, y se sentaron junto al escenario. Como era el día de su cumpleaños, la felicitamos y le ofrecimos una canción que ella y su hermana habían requerido: "Luna de Miel". Después de interpretar aquella canción, por cortesía, me acerqué a ella y le invité a bailar conmigo. Ella, muy atenta, accedió. Entre otras palabras, le dije que era muy guapa. Ella me dio las gracias y luego hablamos unas palabras; pocas fueron porque todos los que estaban en el salón estaban pendientes de nosotros; la muchacha estaba muy acortada, pero a mi lado estaba más tranquila, pues el día anterior nos habíamos conocido en el patio de su casa y habíamos tenido momentos de grata conversación. Después de bailar, pasados unos minutos, ella se despidió de mí y se fue con su hermana. Cuando ya salió del salón, aquel lugar quedó muy triste..., y yo experimenté una gran tristeza...
Los días posteriores volví a verla, pero los dos éramos muy tímidos, lo mismo ella que yo, y no tuvimos ocasión de volver a hablar. Dios, por diversas circunstacias, había dispuesto que no volviera a hablar con ella. Después que pasaron los días, fui comprendiendo que me había enamorado de aquella muchacha... Pero los días y la distancia nos iban separando, pues yo tuve muchos problemas y sufrí mucho por no poder volver a verla ni poder ser amigo de ella. Ahora siento que ella también pudo haber sufrido por todo aquello que vivimos y como ocurrió, tan duro y tan triste. ¿Qué más puedo contar yo..., si cada vez que recuerdo aquella vivencia se me parte el alma y llora mi corazón? Cada vez que recuerdo aquel pequeño pueblito, la recuerdo también a ella... No tuve oportunidad de decirle todo lo que sentía por ella y yo me quedé con mucha pena por no saber lo que ella sentía por mí.
Después de los años, alguna vez pasé por allí y pregunté por ella..., pero la distacia y el tiempo nos habían separado. Sólo una esperanza vivía en mí, y esta esperanza era que algún día Dios quisiera que yo la encontrara, en este mundo o en el Paraíso prometido por Jesucristo y luego poder decirle lo mucho que yo la había querido.
Hoy han pasado los años, bastantes años..., y no sé cómo podrá estar, si sana o enferma, si casada o soltera, si en este mundo o en el otro..., pero me gustaría mucho saber de ella sin molestar a nadie, pues si se casó y aún vive con su marido, no quisiera ser inoportuno ni incomprendido en ningún momento. Sólo tengo de ella un bello recuerdo y le doy gracias a Dios por haberme concedido vivir aquellos momentos. ¿Qué más podría decir yo?...
Espero vuestras respuestas, vosotros que sois gente tan llana, los que habitáis en esos pueblos castellanos.
Si queréis escribirme, mi dirección de Correo es la siguiente: acordeon7@orangemail. es
Después de aquella vivencia em aquel pequeño pueblito de San Juan de Molinillo, me ocurrieron muchas cosas, cosas que intentaré contaros en otras respuestas.
Vuestro amigo Rodolfo y su acordeón.
Estimados amigos, buscando datos sobre el pueblito de San Juan del Molinillo, he encontrado este foro. San Juan del Molinillo me trae muy bellos recuerdos cada vez que me viene a la memoria. Hace muchos años que no lo veo y estará ya muy cambiado. Y, como veo que es un pueblo que muchos llevan en su corazón como un recuerdo de amor, os dedico un inolvidable recuerdo, pues allí conocí a una muchacha de la cuál estuve muy enamorado. A continuación os escribiré más ampliamente sobre el tema:
SAN JUAN DEL MOLINILLO (Un recuerdo de amor)
Queridos amigos, este pueblo (San Juan del Molinillo) es para mí un pueblo entrañable, pues en él conocí un gran amor. Mari Carmen se llamaba mi amor.
Mi familia eran comediantes. Yo les acompañaba aquellos días y llegamos a San Juan del Molinillo. Allí fuimos por las casas repartiendo propaganda de la función de teatro que hacíamos aquella noche en el salón del pueblo.
Allí, en el pueblo, en una casita que estaba en la carretera, casita que estaba adornada con un espléndido rosal, estaba aquella muchacha... En cuanto me vio, me preguntó: ¿Tú también trabajas en el teatro? Yo le dije que sí y ella dijo que iría a la función.
Por la noche, a la hora de la función, llegó al salón ella con su madre y una hermana. Hicimos la función, pasó la noche y llegó el nuevo día. Era día de fiesta y hacíamos baile en el salón. Yo tocaba un acordeón, un primo mío otro acordeón, y otros familiares también nos acompañaban con sus instrumentos.
Nada más empezar el baile, varias personas entraron al salón, especialmente mozos del pueblo. Enseguida, como algo inesperado, llegó aquella muchacha. Era su cumpleaños: cumplía 18 años. Vestía un precioso vestido amarillo. Venía acompañada por su hermana, y se sentaron junto al escenario. Como era el día de su cumpleaños, la felicitamos y le ofrecimos una canción que ella y su hermana habían requerido: "Luna de Miel". Después de interpretar aquella canción, por cortesía, me acerqué a ella y le invité a bailar conmigo. Ella, muy atenta, accedió. Entre otras palabras, le dije que era muy guapa. Ella me dio las gracias y luego hablamos unas palabras; pocas fueron porque todos los que estaban en el salón estaban pendientes de nosotros; la muchacha estaba muy acortada, pero a mi lado estaba más tranquila, pues el día anterior nos habíamos conocido en el patio de su casa y habíamos tenido momentos de grata conversación. Después de bailar, pasados unos minutos, ella se despidió de mí y se fue con su hermana. Cuando ya salió del salón, aquel lugar quedó muy triste..., y yo experimenté una gran tristeza...
Los días posteriores volví a verla, pero los dos éramos muy tímidos, lo mismo ella que yo, y no tuvimos ocasión de volver a hablar. Dios, por diversas circunstacias, había dispuesto que no volviera a hablar con ella. Después que pasaron los días, fui comprendiendo que me había enamorado de aquella muchacha... Pero los días y la distancia nos iban separando, pues yo tuve muchos problemas y sufrí mucho por no poder volver a verla ni poder ser amigo de ella. Ahora siento que ella también pudo haber sufrido por todo aquello que vivimos y como ocurrió, tan duro y tan triste. ¿Qué más puedo contar yo..., si cada vez que recuerdo aquella vivencia se me parte el alma y llora mi corazón? Cada vez que recuerdo aquel pequeño pueblito, la recuerdo también a ella... No tuve oportunidad de decirle todo lo que sentía por ella y yo me quedé con mucha pena por no saber lo que ella sentía por mí.
Después de los años, alguna vez pasé por allí y pregunté por ella..., pero la distacia y el tiempo nos habían separado. Sólo una esperanza vivía en mí, y esta esperanza era que algún día Dios quisiera que yo la encontrara, en este mundo o en el Paraíso prometido por Jesucristo y luego poder decirle lo mucho que yo la había querido.
Hoy han pasado los años, bastantes años..., y no sé cómo podrá estar, si sana o enferma, si casada o soltera, si en este mundo o en el otro..., pero me gustaría mucho saber de ella sin molestar a nadie, pues si se casó y aún vive con su marido, no quisiera ser inoportuno ni incomprendido en ningún momento. Sólo tengo de ella un bello recuerdo y le doy gracias a Dios por haberme concedido vivir aquellos momentos. ¿Qué más podría decir yo?...
Espero vuestras respuestas, vosotros que sois gente tan llana, los que habitáis en esos pueblos castellanos.
Si queréis escribirme, mi dirección de Correo es la siguiente: acordeon7@orangemail. es
Después de aquella vivencia em aquel pequeño pueblito de San Juan de Molinillo, me ocurrieron muchas cosas, cosas que intentaré contaros en otras respuestas.
Vuestro amigo Rodolfo y su acordeón.