En la festividad de los difuntos, tenían la costumbre de subir a doblar por los vecinos fallecidos, se subían unos cuantos al campanario, con una ración importante de vinito, y doblaban, a voces decían: este por fulanito, tan, tan, tan, ¡que en paz descanse...!, este por menganito tan, tan, tan, ¡que en paz descanse!, en fin por todos, lo malo era cuando el vinito hacía sus efectos, y doblaban incluso por alguno que estaba vivo.
¡cosas del directo!
¡cosas del directo!