Hay veces en que soy como los chopos, que me quiero elevar, estirar, para llegar a rozar apenas el
cielo....
Y no lo logro, porque tengo hondas raíces de tristeza que me anclan y tiran con fuerza de mí hacia abajo.
Sin embargo..., hay una alegría extraña en saber que aún podemos estar tristes. Significa entre otras cosas, que no estamos perdidos.
Y es que, por suerte, lo mejorcito de la pena siempre arrastra consigo algo de amor.
(Abril-Mayo 2008) DLV (R)