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Punto kilométrico en Matasanos, SAN MARTIN DE LA VEGA DEL ALBERCHE

La distancia es un punto infinito
que entre el miedo y el exilio se acuna
de adioses y holas cansada
y plena de destierros de un corazón con cadenas.
Pues no se yo de donde viene ese nombre, el otro día lo comentaba con alguien, ¿a quien se le ocurririan los nombres de las tierras, parajes o barrios?, algunos tienen cierta lógica, la solana, las umbrías... ¡pero otros...!.
Matasanos es el nombre de un barrio del pueblo, y curiosamente tienen una fuenta, que hoy no mana, (estaría bien que buscaran de nuevo el manantial y la restauraran), y que al parecer era de las mejores del pueblo.
Esto de Matasanos me recuerda a un médico de Granada, del Albaizín le deciamos, El Matasanos era buén médico y sobre todo no cobraba mucho por la consulta, pero era muy bruto, todos los Martes el coche de linea se llenaba para ir a su consulta, llegamos una mañana 9 0 10 personas, entramos en su casa y nos sentamos en la sala de espera, al poco rato salió él a recibirnos y habia uno que se encontraba bastante fastidiado y al verlo, se dirigió al chofer y le dijo: ¡pero Miguel que me traes aquí, si...
La verdad es que se está fenomenal en el pueblo, aunque no sea nada del otro mundo, o precisamente por eso.
Me alegro que alguien me conteste de vez en cuando, investigaré sobre el cuarto nacimiento previsto, ¿por que de anoche no será no?, ja, ja, ja, ¡vamos a dejarlo que estamos en horario infantil...!
Es cierto todo esto que cuentas, pero ya queda nada y menos para el próximo finde e ir a empaparse del calor del pueblo y hacer todas esas tareas que describes, ir el sábado a comprar a la plaza y enterarse de las buenas nuevas, que realmente son buenas, por cierto, a mí me han hablado de cuatro nacimientos, dar un paseito por la tarde alrededor de la M-30, una cervecita por la noche, el vermú del domingo y la nostalgia del tiempo que acaba de pasar, pero con la certeza de que queda menos para el...
EL PULSO VITAL DEL FIN DE SEMANA

El pueblo nos recibió entre nieblas terreras y corredoras, y un viento frío y huracanado que abría brecha en medio del estruendoso silencio.

La casa de mi madre estaba cerrada y sin luz, ¡sensación rara!, un puntito de congoja en el corazón. ¡Que mal acostumbrados nos tienen las madres....!

Las mañanas han sido luminosas, despejadas, con los tejados brillantes por las heladas, mañanas llenas de trinos y son de campanillos.

Hay dos nidos de cigüeña en la...