Cuando dije, que tendríamos que vivir siempre en primavera se me echaron encima todos los alérgicos que tenía alrededor, sin embargo no me desdigo, y sigo rotunda en esta afirmación, me encanta este tiempo luminoso, templado, lluvioso, cambiante y loco, donde todo parece que está por estrenar.
En la ciudad es por pura intuición que adivinas su llegada, pero cuando voy al pueblo puedo constatar que no es un mero anuncio de grandes almacenes.
El fin de semana pasado tuve mi bautismo primaveral del...