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Esta historia que cuento hoy, es algo cruenta, salvaje, desagradable, pero es verídica, y nos la contó su protagonista una mañana (prontito, las ocho de la mañana más menos), de fiesta de septiembre hace ya años, él, un hombre mayor estaba algo "asomaillo", y no se a cuento de qué se sentó con nosotros en las escaleras del bar de Rosa y nos la contó.
Nos dijo que en este sitio, "las corraleras", tuvo que matar un perro, que se lo ordenó su padre, ya que si tenían escasez para comer ellos, como iban a dar de comer al perro.
Mató al perro, y con la piel hizo una tambora, (eso dijo tambora), ¡y como cantaba el perro después de muerto...!.
(Una pena que no pueda transcribir aqui la teatralización, la entonación y los gestos, de aquel hombre que acabó durmiendo la mona en la "chorreta")
(Del fabulario Vegato)
Nos dijo que en este sitio, "las corraleras", tuvo que matar un perro, que se lo ordenó su padre, ya que si tenían escasez para comer ellos, como iban a dar de comer al perro.
Mató al perro, y con la piel hizo una tambora, (eso dijo tambora), ¡y como cantaba el perro después de muerto...!.
(Una pena que no pueda transcribir aqui la teatralización, la entonación y los gestos, de aquel hombre que acabó durmiendo la mona en la "chorreta")
(Del fabulario Vegato)