Ayer nos contaba mi madre cosas de cuando iba a escuela.
Las escuelas estaban donde ahora está el ayuntamiento, había dos, una de niños y otra de niñas, la de las niñas más oscura eso que ellas cosían y los chicos no.
Contaba que el maestro tenía unos hijos al parecer algo guarretes, porque orinaban encima de los compañeros desde el balcón de su casa, pues vivían encima de la escuela, y eso les daba mucho apuro, porque decían que si te meaban encima te quedabas calvo...
Contaba que para ir al servicio (que no era otro que un callejón cercano), le pedían permiso a la maestra con eso de " ¿me da su permiso para ir a hacer aguas?".
En invierno las niñas más mayores eran las encargadas por turno de encender la estufa de leña, y en los recreos, se iban a la cerrá del cura y a las corraleras a deslizarse por los hielos en una caja de fruta, pues no sabían lo que era un trineo.
La mayoría iban sin abrigo, y con un calzado hecho de goma que le dejaban los pies helados nada más pisar la nieve...
Para calentarse los pies, se ponían por pareja una niña enfrente de otra, y saltaban dándose con el lateral de los pies, el derecho de una contra el izquierdo de la otra, y cantando esta canción:
A tejer
A masar
A dar la vuelta el pan
Tris tras, tris tras
¡que duros que debieron ser los niños de antes…!
Las escuelas estaban donde ahora está el ayuntamiento, había dos, una de niños y otra de niñas, la de las niñas más oscura eso que ellas cosían y los chicos no.
Contaba que el maestro tenía unos hijos al parecer algo guarretes, porque orinaban encima de los compañeros desde el balcón de su casa, pues vivían encima de la escuela, y eso les daba mucho apuro, porque decían que si te meaban encima te quedabas calvo...
Contaba que para ir al servicio (que no era otro que un callejón cercano), le pedían permiso a la maestra con eso de " ¿me da su permiso para ir a hacer aguas?".
En invierno las niñas más mayores eran las encargadas por turno de encender la estufa de leña, y en los recreos, se iban a la cerrá del cura y a las corraleras a deslizarse por los hielos en una caja de fruta, pues no sabían lo que era un trineo.
La mayoría iban sin abrigo, y con un calzado hecho de goma que le dejaban los pies helados nada más pisar la nieve...
Para calentarse los pies, se ponían por pareja una niña enfrente de otra, y saltaban dándose con el lateral de los pies, el derecho de una contra el izquierdo de la otra, y cantando esta canción:
A tejer
A masar
A dar la vuelta el pan
Tris tras, tris tras
¡que duros que debieron ser los niños de antes…!