SAN MARTIN DE LA VEGA DEL ALBERCHE: Es cierto todo esto que cuentas, pero ya queda nada...

EL PULSO VITAL DEL FIN DE SEMANA

El pueblo nos recibió entre nieblas terreras y corredoras, y un viento frío y huracanado que abría brecha en medio del estruendoso silencio.

La casa de mi madre estaba cerrada y sin luz, ¡sensación rara!, un puntito de congoja en el corazón. ¡Que mal acostumbrados nos tienen las madres....!

Las mañanas han sido luminosas, despejadas, con los tejados brillantes por las heladas, mañanas llenas de trinos y son de campanillos.

Hay dos nidos de cigüeña en la torre de la iglesia y al menos dos parejas que se han pasado todo el fin de semana “machando el ajo”.

El río lleva tal cantidad de agua que desde el centro del pueblo se oye su rugido, los rápidos, y las olas son tales, que reunido el comité olímpico del alto Alberche han decidido organizar el próximo fin de semana un campeonato de winsurfing para las ranas, y descenso tipo rafting para las truchas modalidad alevín.

Por la tarde vimos numerosos paisanos de paseo, aprovechando que el temporal les había dado cierta tregua. Nos pusimos, ¡velai...!, al día de las novedades:

Van para arriba las obras de las casas nuevas.
Todas las fuentes manan excepto la de matasanos
No hay enfermos de gravedad.
Hay anunciadas a la fecha tres bodas.
Hay previstos tres nacimientos de niños (esto es lo mejor)
La Serrota (gran–diosa), luce un manto blanco que te deslumbra por el día y tiene efecto catadióptrico de noche
El campo débilmente apunta maneras de verde.

El derby futbolístico le vimos en el bar, tres sufridores rojiblancos frente al mayoritario merengón, hubo sus rifirafe, su mordacidad, y al final todos acabaron pidiendo el tiempo al arbitro, sobre todo él que acertó la porra con el resultado.
Las mesas acabaron llenas de botellines y el suelo de cáscaras de pipas. Y no pasó de ahí

La noche última, fue clara, calma, con luna y venus en creciente. No se oye un ruido... paz.....

Cierro las ventanas, y las puertas, ¡anda que no cuesta....!.

Traigo colorcito del sol. Otra vez a cambiar el chip

Que rápido pasa el tiempo, en La Vega, paraíso terrenal.

Es cierto todo esto que cuentas, pero ya queda nada y menos para el próximo finde e ir a empaparse del calor del pueblo y hacer todas esas tareas que describes, ir el sábado a comprar a la plaza y enterarse de las buenas nuevas, que realmente son buenas, por cierto, a mí me han hablado de cuatro nacimientos, dar un paseito por la tarde alrededor de la M-30, una cervecita por la noche, el vermú del domingo y la nostalgia del tiempo que acaba de pasar, pero con la certeza de que queda menos para el próximo.