En el primer aniversario de su marcha, y respondiendo a la pregunta que me hizo cierta tarde de verano, mientras contemplábamos como un sol muy parecido a este, se ocultaba tras esas mismas montañas.
Nunca tuve duda
del aguacero de melancolía,
del rumor de notas de lluvia
en un réquiem sin partitura.
Ni de los ojos de la mirada
incandescentes de penas,
donde prenden las hogueras
con sus lágrimas de cera.
Tu me preguntaste un día:
¿Vas a llorar cuando muera?
Nunca tuve duda
del aguacero de melancolía,
del rumor de notas de lluvia
en un réquiem sin partitura.
Ni de los ojos de la mirada
incandescentes de penas,
donde prenden las hogueras
con sus lágrimas de cera.
Tu me preguntaste un día:
¿Vas a llorar cuando muera?