Son fechas de felicitaciones y sinceros deseos para todos. Pero voy a empezar con un poco de orden a mi manera, si las inquietas piedras me lo permiten.
Al pequeño paraíso de la cálida y acogedora Vega, madre de todo lo demás. La tierra pincelada de verdor por el alma vegata, la de lágrimas en sus nubes de algodón emocionadas por la contemplación de su inmensa belleza y quietud. La mágica y misteriosa Vega, la de sus vegatos, y la de todos. La de la humilde patata machacona. La sencilla Vega, la que ama, enamora, abraza, acoge y prende corazones. A su pequeño pueblo, aposento de la hospitalidad.
Nunca conquistaremos la Vega, la Vega nos conquistará siempre, y siempre seremos cautivos de su grandeza. Su río Alberche, que siempre está naciendo y susurrando a piedras y orillas que guían su destino mientras nos miramos en su. espejo. Sus árboles, y sus nostálgicas sombras en invierno y acogedoras en verano. Las pacientes flores, que nos guiñan y sonríen con sus bellos pétalos. Las coloridas aves, que nos regalan generosamente desde sus cielos y ramas emocionados cantos sin partitura. Los puentes, siempre esperando y agradeciendo nuestros pasos. Las fuentes, en inconsolable llanto mientras esperan nuestros besos. La Sierra de Gredos, blanca o verde, y siempre vigilante. Las indisciplinadas piedras de sus casas, contemplando en agradecido silencio nuestro pausado caminar por sus calles. Corrales de animales y fornidos cerrojos de sus carceleros. Las gallinas, en sus pedestales. Las vacas, en su recreo diario de la vega. Las ovejas, presumiendo de lana. El cerdo, rey en su último día. Los jamones, abrazados a la viga. Las migas, con torreznos. El chorizo, en la tinaja. El queso, casero. El churrasco, en su punto. El vino, a mano. Los dulces, los domingos. El café, de pucherete...
San Martín de la Vega del Alberche... Con Santo, vega y río, la vida es posible ¿Qué más se puede pedir?
Muchas felicidades, prosperidad y salud para el Año Nuevo a sus moradores habituales, y a los que llegan con frecuencia a la llamada de la Vega.
Abrazos para todos.
Al pequeño paraíso de la cálida y acogedora Vega, madre de todo lo demás. La tierra pincelada de verdor por el alma vegata, la de lágrimas en sus nubes de algodón emocionadas por la contemplación de su inmensa belleza y quietud. La mágica y misteriosa Vega, la de sus vegatos, y la de todos. La de la humilde patata machacona. La sencilla Vega, la que ama, enamora, abraza, acoge y prende corazones. A su pequeño pueblo, aposento de la hospitalidad.
Nunca conquistaremos la Vega, la Vega nos conquistará siempre, y siempre seremos cautivos de su grandeza. Su río Alberche, que siempre está naciendo y susurrando a piedras y orillas que guían su destino mientras nos miramos en su. espejo. Sus árboles, y sus nostálgicas sombras en invierno y acogedoras en verano. Las pacientes flores, que nos guiñan y sonríen con sus bellos pétalos. Las coloridas aves, que nos regalan generosamente desde sus cielos y ramas emocionados cantos sin partitura. Los puentes, siempre esperando y agradeciendo nuestros pasos. Las fuentes, en inconsolable llanto mientras esperan nuestros besos. La Sierra de Gredos, blanca o verde, y siempre vigilante. Las indisciplinadas piedras de sus casas, contemplando en agradecido silencio nuestro pausado caminar por sus calles. Corrales de animales y fornidos cerrojos de sus carceleros. Las gallinas, en sus pedestales. Las vacas, en su recreo diario de la vega. Las ovejas, presumiendo de lana. El cerdo, rey en su último día. Los jamones, abrazados a la viga. Las migas, con torreznos. El chorizo, en la tinaja. El queso, casero. El churrasco, en su punto. El vino, a mano. Los dulces, los domingos. El café, de pucherete...
San Martín de la Vega del Alberche... Con Santo, vega y río, la vida es posible ¿Qué más se puede pedir?
Muchas felicidades, prosperidad y salud para el Año Nuevo a sus moradores habituales, y a los que llegan con frecuencia a la llamada de la Vega.
Abrazos para todos.
¡Cuanto me alegro que pases por aquí y escribas!, quiero decirte que me gusta mucho lo que dices y como lo dices.
De este comentario en particular, me quedo con lo de la Vega conquistadora, y con lo hospitalario, porque hay muchas cosas que han desaparecido o estan en vías de hacerlo, pero es verdad que el espiritu conquistador, y el hospitalario van a pervivir siempre.
Este año en las fiestas de septiembre, unas chicas vinieron al pueblo después de casi veinte años, una de ellas me dijo que pese a algún cambio, todo estaba igual, y que era como si no se hubieran ido nunca, ni hubiera pasado tanto tiempo.
Yo pienso que cuando uno vuelve a la Vega, es porque en el fondo no se ha ido del todo.
un saludo
De este comentario en particular, me quedo con lo de la Vega conquistadora, y con lo hospitalario, porque hay muchas cosas que han desaparecido o estan en vías de hacerlo, pero es verdad que el espiritu conquistador, y el hospitalario van a pervivir siempre.
Este año en las fiestas de septiembre, unas chicas vinieron al pueblo después de casi veinte años, una de ellas me dijo que pese a algún cambio, todo estaba igual, y que era como si no se hubieran ido nunca, ni hubiera pasado tanto tiempo.
Yo pienso que cuando uno vuelve a la Vega, es porque en el fondo no se ha ido del todo.
un saludo