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SAN MARTIN DE LA VEGA DEL ALBERCHE: Respecto a la parte musical, creo que debo intervenir...

Feliz año a todos, a los que leen y no escriben, a los que escriben y leen, a los que ni escriben ni leen, a los que toman café de puchero o descafeinado, a los pares y los nones, a las vacas y los toros, a las gallinas y los gallos, a los cerdos y cochinas, a las casas y casillos, a las piedras y gorrones, a.....
etc, ¡que a este paso me dan las uvas aqui...!

¡Qué escándalo! Me desperté asustada con tanto tambor, bueno, sonaba más el cencerro, de afinados poco jajaja. Por cierto, en la Vega creo los llamais ¿changarros?

En serio, el verdadero escándalo es cuándo pasas y ves foreros de primera. Felicitaciones.

El café ya sabes lo pongo yo, pero lo del tizón,,, mejor que no, porque no sé si vale la leña de encina, y es lo que se vende por aquí.

Feliz 2011 a TODOS cuantos pasan por este pueblo.

Un abrazo.

Respecto a la parte musical, creo que debo intervenir en este mensaje para pedir disculpas a Anónimo352 por el susto, y agradecerte, por otra parte, que no despertaras las piedras de tu casa para hacer blanco en nuestros delicados instrumentos musicales, aunque, mediada la serenata navideña, alguno se lo merecía.

Las intenciones del grupo de amigos eran buenas para estas fechas, pero, cuando en la Vega reinan las sombras, parece que las notas de las partituras se vuelven locas, y no hay batuta que las encarrile de nuevo en el pentagrama. También debo reconocer que algunos instrumentos nunca habían pasado la ITV. Por este motivo, me pasé toda una tarde supliendo el anterior requisito oficial para su afinado. A pesar de todo, algunos instrumentos fallaron... bueno, sí, todos, pero está justificado. En el ecuador de la serenata, ya de madrugada, nuestro director de orquesta llevaba como batuta un par de churros calentitos que le había obsequiado un vecino; el de la pandereta, se la colocó en la cabeza para llevar la tinaja de sangría que le había regalado su suegra; el del tambor, se sentaba en él para descansar y tomarse una copita de anís en todas las esquinas; y el del cencerro, que era yo, lo llevaba al cuello porque me hacía juego y porque así podía seguir batallando con los rebeldes polvorones.

Estamos dispuestos a corregir nuestros errores para participar en los conciertos de Viena de las próximas navidades.

Muchas gracias por tu comprensión y feliz Año Nuevo.