LA SOLEDAD SONORA
Nadie sabe de donde viene, ni por qué de todos los lugares posibles del pueblo, ha escogido para instalarse, el huertito abandonado de Tía Mercedes.
Durante el día está fugitivo, no se deja ver y apenas oímos sus soflamas, y es en la noche, en la noche sosegada, cuando irrumpe con su voz y rasga el silencio, y según su inspiración y según sus ganas, nos regala un concierto que muchas veces se prolonga hasta altas horas de la madrugada.
Y nosotros nos quedamos suspendidos de su voz, y nos elevamos en sus altos y contraltos, y guardamos la respiración en sus silencios.
Todo calla salvo él,
todo duerme salvo él.
Él, solo y cantando.
Él, la soledad sonora...
Se ríen de mí cuando digo la suerte que tenemos de que se haya quedado en el barrio, sólo Jesús no está conforme, dice que entre el canto del pajarito, y la luz del farolito de nuestra casa, le tenemos el sueño y los pies desvelados...
Últimamente, estoy como el mirlo durante el día, callada y ausente, después de tanto tiempo “piándolas” por este foro, creo que es comprensible e incluso saludable. Sin embargo he de decir que muchos días antes de regresar a mi atalaya, sobrevuelo este lugar, y el del amigo granaino, y escucho con los ojos, todas vuestras palabras…
Un abrazo alado, y besos de piquito
Nadie sabe de donde viene, ni por qué de todos los lugares posibles del pueblo, ha escogido para instalarse, el huertito abandonado de Tía Mercedes.
Durante el día está fugitivo, no se deja ver y apenas oímos sus soflamas, y es en la noche, en la noche sosegada, cuando irrumpe con su voz y rasga el silencio, y según su inspiración y según sus ganas, nos regala un concierto que muchas veces se prolonga hasta altas horas de la madrugada.
Y nosotros nos quedamos suspendidos de su voz, y nos elevamos en sus altos y contraltos, y guardamos la respiración en sus silencios.
Todo calla salvo él,
todo duerme salvo él.
Él, solo y cantando.
Él, la soledad sonora...
Se ríen de mí cuando digo la suerte que tenemos de que se haya quedado en el barrio, sólo Jesús no está conforme, dice que entre el canto del pajarito, y la luz del farolito de nuestra casa, le tenemos el sueño y los pies desvelados...
Últimamente, estoy como el mirlo durante el día, callada y ausente, después de tanto tiempo “piándolas” por este foro, creo que es comprensible e incluso saludable. Sin embargo he de decir que muchos días antes de regresar a mi atalaya, sobrevuelo este lugar, y el del amigo granaino, y escucho con los ojos, todas vuestras palabras…
Un abrazo alado, y besos de piquito