Con lágrimas en los ojos, los dioses permitieron que nuestra musa Anónimo-193 abandonara su temporal estancia en el acogedor y merecido trono del Monte Parnaso. A su regreso a la Vega, el mirlo volvió a cantar sin ojear el pentagrama, y el farolillo dejó de suspirar en su triste balanceo por su ausencia. Las piedras volvieron a sonreír a su llegada, y el Alberche se encaramaba en sus orillas para darle su más cálida bienvenida. Las plumas de mirlo de los foreros se zambulleron con alegría en los tinteros para describir en esperanzados papeles las emociones producidas.
Por otra parte, debo pedir disculpas a todos por incorporarme tarde al curso del río y de las piedras de San Martín de la Vega del Alberche. Entre otras cosas, el largo verano me ha despistado y entretenido más de lo debido.
Un abrazo a todos.
Por otra parte, debo pedir disculpas a todos por incorporarme tarde al curso del río y de las piedras de San Martín de la Vega del Alberche. Entre otras cosas, el largo verano me ha despistado y entretenido más de lo debido.
Un abrazo a todos.
