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SAN MARTIN DE LA VEGA DEL ALBERCHE: A las 23:40 horas del día 14 de abril de 1912, el buque...

A las 23:40 horas del día 14 de abril de 1912, el buque más lujoso, moderno, dotado de las mayores medidas de seguridad, insumergible según palabras del constructor, chocó contra un iceberg, y en dos horas y cuarenta minutos se hundió en las aguas heladas del Atlántico norte, ya recién nacido el día 15 de abril.

Un cúmulo de fatales casualidades dieron al traste con el todo poderoso Titánic, convirtiendo su único e inacabado viaje inaugural en una catástrofe de leyenda.

Un espejismo de aguas frías, en que una franja de mar parece elevarse a la altura del horizonte oscureciendo el cielo, hizo invisible el iceberg e inevitable el choque, en un mar en absoluta calma.

Una maniobra incorrecta del que llevaba el timón, favoreció que el choque en vez de ser frontal (al que hubiera resistido el barco), fuera lateral por debajo de la línea de flotación.

El resto ya se sabe, no había botes salvavidas para todos, y se salvaron sobre todo las personas de primera clase, mujeres y niños, pues en general cundió la caballerosidad al miedo, claro y conmovedor ejemplo, es pensar en la orquesta tocando en la cubierta mientras se fraguaba la tragedia, mientras todo se hundía alrededor.

Debió ser aterrador y espeluznante para todos, incluso para los supervivientes, verse en mitad de la nada entre el cielo estrellado y el abismo del océano, y escuchar tras el estruendo de la destrucción, y los gemidos de quienes se ahogaban, un sepulcral silencio, como sólo puede sonar en una infinita noche en medio del mar, de un mar... convertido en mortaja.

Como dato curioso apuntaré que entre los supervivientes españoles, hubo una joven nacida en un pueblecito de Cuenca y residente en Madrid, que era asistenta de una pareja de recién casados que viajaban de luna de miel en primera clase, al parecer cuando montó su señora al bote salvavidas, y viendo que ella se quedaba allí, empezó a gritar y llorar con tal desesperación, que a modo de fardo la lanzaron al bote junto a ella, (el marido permaneció en el barco, y no sobrevivió al naufragio).

Muchas veces los hombres (y mujeres), nos sentimos la medida de todas las cosas, y en muchas ocasiones (y las que vendrán...), la naturaleza, y eso que llamamos destino, nos pone en nuestro lugar normalmente de un manotazo, y nuestra soberbia, nuestra prepotencia, nuestro orgullo, reciben una auténtica lección de humildad y nos toca bajar la cabeza, sin Embargo, no hay por eso que humillarse, y tampoco que rendirse, se trata de saber lo que somos, conocer y no menospreciar, ni minusvalorar lo que nos rodea, y vivir, dejando vivir.

Paradojas de la vida, su hundimiento le ha dado la inmortalidad al Titánic.

TITANIC (14/04/1912-14/04/2012) (CIEN AÑOS DE UN NAUFRAGIO)
No tenias ni cien cañones por banda
ni suficientes botes salvavidas,
bailaste con la muerte en zambullida
con el son de una orquesta en la baranda.
Ufano, tan de lujo y oropel,
a toda máquina ibas al naufragio,
y el fondo del mar te brindó refugio
como a simple barquito de papel.
Tuviste cuan Jesús crucificado,
una fatal lanzada en el costado
y un monte calvario en el agua helada,
poco después fue el silencio y la noche,
sólo flotaba a modo de reproche
la soberbia del hombre escarmentada.
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