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SAN MARTIN DE LA VEGA DEL ALBERCHE: Yo sólo puedo contar lo que me decía mi abuelo, a él...

Yo sólo puedo contar lo que me decía mi abuelo, a él le reclutaron, cuando tenía 24 años, ignoro si le plantearon negarse, o si no le quedó más remedio, porque estoy convencida que él no fue a luchar en defensa de ciertas ideas, ni por un odio acerbal hacia el otro bando, nunca jamás oí a mi abuelo hablar de politica, ni que se hubiera peleado con nadie. Él era joven soltero, y quizás demasiado ignorante o demasiado sumiso, jornalero de campo, un cacho pan, el caso es que estuvo en Valencia, en Málaga, y en el frente del Ebro, en Teruel, donde recogió las pertenencias de otro del pueblo al que si mataron, decía: nos daban de beber rayos, creo que para que no supieramos lo que haciamos....
Cuando le oi decir esto, me di cuenta de la tremenda sin razón que son las guerras, el tiempo precioso, los años que mi abuelo perdió en una guerra que seguro no supo por qué se desencadenó.
Siempre pagan el pato los más débiles. Hoy se me ponen los pelos de punta cuando veo imágenes de niños en guerra armados, a la lucha, en pleno siglo XXI. ¡No hay derecho!.

Al menos regresó, y al año siguiente de finalizar la guerra se casó con su amor de toda la vida, mi abuela, y de ahí llegamos todos los demás.

Cuentan también que detuvieron al maestro, y se le llevaron para Navarredonda, y no se supo de él, en cuanto a la escasez, como en todos los lados, aunque hambre hambre, tu sabes que en los pueblos tampoco se pasaba porque todos tenían su cachín de huerto, sus galinitas, su cerdito, su centeno para hacerse el pan negro, y su leche (esta no todos) para el consumo.