La llave de la puerta de mi casa, aquel portón por el que el aire frío de invierno pasaba libremente y nos helaba la espaldamientras mientras nos calentábamos al amor de la lumbre del hogar, era mucho más grande que ésta y tenía un agujero por el que yo emitía "chiflidos" al soplar. Hoy día tenemos una puerta de aluminio, que no "pega" ni con barro; pero con una llave muy pequeña que se puede llevar en el bolsillo y que a veces ni te la encuentras. Un abrazo La Vega.