Uno de los primeros recuerdos que guarda mi memoria son estas
escuelas.
En ellas aprendí mis primeras letras, mis primeros números y otras pequeñas cosas que una niña de 4 años puede aprender.
Tengo dentro de esos recuerdos el viejo pupitre de madera en el que me sentaba, demasiado grande para un cuerpo tan pequeño.
Recuerdo un día soleado de finales de
primavera o principios de
verano correr como si no hubiera un mañana por la corraliza de
Santa Ana, el verano comenzaba y la vida también.
Siento
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