Aquellas de festejar las matanzas del
cerdo, base de la alimentación para todo el año, en las que se reunía toda la
familia para preparar los elementos originales y derivados: adobado de las carnes, picar y cocer los elementos de las morcillas, calabazas, cebollas entresijos, etc), picar y adobar para los chorizos, etc, etc.. Y sobre todo para disfrutar la unión familiar.
La unión para cuidar y limpiar de zarzas los
caminos, la regadera del
rio, tapar la presa de la Dehesilla, limpiar el
cementerio.
Y en el
verano, a voluntad, los que así lo querían disfrutar bañándose en las frescas
aguas venidas del río retenidas en el CHARCO del Tornadero.