Este fin de semana voy a
Serranillos, el
pueblo de mis padres. De pequeña, en
invierno, antes de cruzar la
señal que regula el límite del pueblo, siempre decía: Papá, mamá, ya huele a pueblo. Serranillos tiene un olor característico que no sabría describir... Ni tampoco olvidar.
Por fin, después de varios años, voy a volver al Vitor, un momento de las
fiestas que todavía hoy, y creo que lo hará siempre, me pone los pelos de punta.
Un caluroso saludo a todos los serranos.
Taramundi.