VILLAR DE CORNEJA: Otoño melancólico y maduro,...

don Alfonso Mansilla y de Felipa Puente, vecinos de Colmenar
Viejo.
Nació el día 2 de junio de 1905 y lo llamó Dios, como seguro
que él diría, el 4 de octubre de 1981. Se casó con Carmen Paredes
y vivieron los últimos años de sus vidas en la calle Real, esquina
a la calle del Estanco, pegado a la plaza.
De profesión procurador, como su abuelo y su padre, como
su hijo Alfonso y su nieto Juan Manuel, éste último fue Alcalde
de Colmenar Viejo, por Alianza Popular, como comentaba anteriormente.
Félix Mansilla también fue depositario del Ayuntamiento
de Colmenar. Fruto de su matrimonio nacieron nueve
hijos. Sobrevivieron cuatro hembras y cuatro varones: María del
Carmen, María Rosa, María Agustina, María Custodia, Alfonso,
Félix, Miguel Ángel y Álvaro. Debido a un tratamiento médico,
les cambió la vida a él y a su familia al quedarse ciego desde muy
joven. En ese estado lo conocí yo por la década de los sesenta.
A pesar de su ceguera, en el año 1970 editó un libro de poesías
de más de quinientas páginas, titulado “Orgullo que Dios me
dio”, era conocido también como el ciego escritor.
Don Félix Mansilla fue socio de Los Amigos de la Capa de
Madrid desde el 25 de febrero de 1963 con el nº 373.
A mí, que también escribo poesía, me resulta más fácil, al leer
detenidamente sus buenos poemas, conocer más a fondo a este
personaje, como si hubiéramos convivido juntos.
En mi opinión, espero que sus más allegados estén de acuerdo
con lo que digo, he deducido de su pluma que era un hombre
sensible, muy católico y practicante, agarrado fuertemente a la fe
cristiana, que le valió muchísimo para sobrellevar la oscuridad
de su ceguera. Unos versos del poema a los ciegos dicen:
“No dudéis que el sufrir siendo cristiano
es clara anunciación de eterno gozo.
Ya lo veis, siendo ciegos como estamos,
que es gozar el sufrir, si al Cielo vamos.”
Qué me importa el estar ciego
y en el mudo nada ver,
si merecedor del cielo
en la otra vida he de ser.

Continúa en el libro de la Capa Española de Fausto Díaz

Me ha gustado mucho tu relato Fausto, sobre Felix Mansilla, tambien una de tantas poesias y que a pesar de ser ciego tambien escribío.
comprendo que tu como escritor puedas describir sus sentimiemtos y su buena fe cristiana aferrado a la vida sufriendo por el gozo
eterno. ¡Que bonitas tienen que ser sus poesias!, llenas de sentimientos fruto de sus vivencias antes y despues de ser ciego, que
pocas personas como tu se atreven a contar estas joyasb en forma de herencia, que el nos dejo.
Gracias fausto por contarnos estas historias tan bonitas. Un abrazo.

Me alegro mucho que te guste, es una pena porque continua la historia de la Capa Española. pero los mensajes como tu sabes tiene un limite y tendría que poner muchísimos mensajes para la obra completa.
Me gustaría saber de donde eres. El Sábado 2 de abril presento un nuevo libro en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Colmenar Viejo a las 12 horas. Un saludo y muchas gracias Fausto Díaz.

Me encantan todas tus poesias Fausto, ya veo que eres un profesional del verso y la poesia.
Me hubiera encantado estar en la presentacion de tu libro, y me imagino que tendrias muchos amigos
apoyandote.
Me preguntas quien soy, te dire que soy de un pueblecito de la provincia de salamanca que se llama
Pelayos y te localize porque algunos mensajes tuyos aparecen en el foro de Pelayos.
Sigue asi Fausto alegrando las paginas de los foros de pueblos.
Espero me perdones por las faltas, porque con maestros como tu me quito el sombrero.
Gracias Fausto por la historia del molino, me ha encantado.

Otoño melancólico y maduro,
como los perfumes que despiden
los membrillos, dorados como
los panales de la miel, que
son flores de primavera.

Se escucha el viento que no duerme,
va desnudando la ribera: suena la
música de las doradas hojas revoloteando,
cantan contentas, porque vuelan mensajes
de amor, escritos en las hojas, como hace
el poeta en las noches de luna.

Las hojas se van ahogando en el mermado
rió. Desnudas van quedándose las
embarazadas madres que dieron a luz
en primavera.

Otoño, me gusta tú melancolía sosegada,
el silencio quebrado por el olor de los
tomillos esperando las nieves y escarchas.

El paisaje dorado espera que la lluvia
le bese en las noches sin luna.
Un atardecer de otoño,
la fuente rompió el cristal y
volvieron a cantar las canales.

Todas las grandes maravillas
han sido convocadas.
El paisaje obligado volverá a nacer,
volverá a pagarlo con la muerte.
morirá calcinado el próximo verano.
Porque el nacer es un crimen
que se paga con la muerte,

“YO TAMBIÉN SOY ABUELO
Voy a escribir para mis compañeros
con cariño y humildad
una pequeña poesía
basada en la realidad.
Recuerdo yo, siendo pequeño,
igual que todos ustedes,
teníamos un gran respeto
sin tener tantos placeres.

Entonces era sagrado
respetar a los mayores
y con mucha educación
lo cumplíamos los menores.

Fuimos muy poco al colegio,
hay que decir la verdad,
pero muy bien aprendimos
a querer y respetar.

Ahora estudian muchos años,
tienen que tener cultura,
pero tocante al respeto,
no tiene asignatura.

Queridos profesores,
deberían de ponerla,
que bien merece un suspenso,
quien maltrata a lo mayores.

Los hijos deben ser hijos,
aun sobrados de potencia,
los padres deben ser padres
por muchos años que tengan.
No hay cosas para los padres,

que causen mayor placer,
que les respeten sus hijos,
por muy mayores que estén.

Se encuentran entusiasmados
llenos de felicidad,
pero si ven lo contrario,
¡lloran en la soledad. ¡

Es triste y muy doloroso,
pero sobre todo inhumano,
el no encontrar un cariño,
al llegar a ser anciano.

Los nietos a los abuelos,
nos quieren cuando son niños,
pero según van creciendo,
nos van perdiendo el cariño.

Si en abuelo les reprende,
le contestan enfadados,
¡tú ya no entiendes ni papa,
porque estás muy anticuado.!

Por la mañana temprano,
dicen muy fuerte y sin duelo,
no hay quien duerma en esta casa,
por la tos de los abuelos.

Triste cabizbajo y dolorido,
se queda solo en abuelo,
llorando gotas de sangre
sin tener ningún consuelo.

,
Más ignoran el refrán,
muy sabio y con sencillez,
con la vara que tú midas
te medirán a ti después.

A muchos seres les pasa,
todo lo que estoy diciendo,
que Dios se lo tenga en cuenta,
lo mucho que están sufriendo,

se muestran acobardados,
constantemente sufriendo
pidiendo con ansiedad
irse con el Padre Eterno.

Ya me despido de ustedes,
con lágrimas en la vista,
quiero daros un beso
a todos los pensionistas.”