Uno de los mayores problemas de este gran patrimonio es quién lo cuida cuando la población está deshabitada o hay tana poca gente que poco o nada se puede cargar a sus espaldas. Podrían establecerse, desde la debida oficina administrativa de la Junta de Castilla y León, si es su competencia o desde la Diputación si es de ésta, formas itinerantes de atención: a modo de ejemplo se puede pensar en personas entendidas en arte y en conservación que atendiesen estos tempos un día fijo a la semana de modo que pudiera abrirse a los turistas y, al mismso tiempo, prestar atención a aspectos de deterioro en clima tan extremo como éste. De este modo, diversos profesionales tendrían a su cargo cinco o seis monumentos de éstos a los que atenderían un día a la semana durante todo el año. En algún lugar y en los debidos medios de comunicación habría que dar a conocer los días de apertura -y correspondiente explicación guiada- sobre ellos. Los templos se darían a conocer, habría una pequeña recaudación (dos o tres euros por visita) y nuestra comarca tendría más renombre.