Al borde de esta calzada, que ascendía hacia el desolado páramo, se levantaron numerosas
casas armeras y
palacios señoriales construidos durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En sus gruesos muros de sillar exhiben
escudos nobiliarios. A la entrada de la localidad se emplaza una de las casas más características de El
Almiñé, que perteneció a la
familia Arce. Pero el
edificio más sobresaliente de este núcleo rural es la
iglesia románica de
San Nicolás. Esta construcción del siglo XII presenta gran semejanza con la próxima iglesia de San Pedro de Tejada. Así se puede comprobar sobre todo en la
torre emplazada sobre el crucero, en la que resaltan sus ocho
arcos.