Fuimos a parar a
Amaya por casualidad (aunque no creo en las casualidades) el
verano pasado, mi marido mis 5 hijos y yo, somos de
Barcelona y nos hemos enamorado de ese pequeño
pueblo, de sus gentes y de la Peña, contamos los dias para volver en Agosto, fueron las vacaciones mas tranquilas, divertidas que jamas mi
familía y yo hemos pasado.
Este año intentaremos volver otra quinzena, los niños no quieren oir hablar de
playa, ni
hoteles ni
campings, han adoptado Amaya como "su pueblo" y Miguel de
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