El primer documento en que se usa el nombre de Castilla es del año primero del siglo IX. El territorio de Castilla en este siglo estaba reducido a las riberas septentrional y meridional del Ebro, desde tierras de
Álava y Pancorbo hasta las
fuentes de aquel
rio. El límite Norte eran los
montes con vertientes al Ebro, y al Sur la línea que corre desde Aguilar por Villadiego á Pancorbo. Los reyes de
Asturias cuidaron de fortificar los
pueblos de esta línea, contra la cual se estrellaron más de una vez las fuerzas de los moros. Ordoño I pobló á
Amaya Patricia, cuya población se encomendó a D. Rodrigo que ya se apellidaba conde de Castilla, y cuyo hijo D. Diego pobló más adelante á Ubierna y a
Burgos. Habíanse, pues, extendido los límites de Castilla al terminar el reinado de aquel monarca hasta Amaya, Ubierna, Burgos y Pancorbo, hallándose casi despoblado el territorio que luego abarcó el condado, cuyos pueblos había destruido D. Alfonso el Católico por no poder retenerlos bajo su dominio.
Porque es de advertir, en efecto, que a la obra de población y colonización procedía una de destrucción que la hacía más necesaria. Los moros de un lado, ya para dificultar las empresas del enemigo, ya por saña o táctica de guerra, talaban y asolaban la frontera cristiana: los cristianos por las mismas causas, y porque siendo todavía corta su fuerza no podían diseminarla por espacioso territorio, arrasaban la frontera de los moros.
• Crónica General de
España. Don Cayetano Rosell, año 1866.