Paseando el
casco antiguo de la ciudad nos encontramos con
casas tradicionales muy interesantes.
Las casas de los propietarios agrícolas más ricos eran las más sólidas, con mejor aspecto y, con frecuencia tenían dos pisos en
piedra de sillería. Además, la disposición y el número de dependencias variaban también en función de los ingresos de la
familia. Estructuras muy sólidas hechas con materiales muy resistentes que han dado lugar a auténticas joyas que han llegado hasta el presente.