Está realizado con madera policromada. Se comenzó su realización en 1609 y se terminó en 1624. Tanto este
retablo como su antecesor ocuparon el presbiterio. El nuevo retablo fue movido en el año 1962 por tres razones: el cambio de los usos litúrgicos a raíz del Concilio Vaticano II, la recuperación del aspecto original del
ábside y por último para conseguir una mejor iluminación del templo al descubrir los tres
ventanales que ocultaba el retablo.