Lugar de realengo, ya en el siglo XIII la villa había obtenido de Sancho IV y Pedro I el privilegio de su condición de realenga, condición a la que nunca quisieron renunciar los arandinos. De ello dieron pruebas cuando, durante la minoría de edad de Fernando IV, Diego López de Haro quiso hacerse con la villa. La
torre de la
iglesia de
Santa María, levantada en el siglo XII como elemento defensivo de la población, es testigo de aquellas intrigas cortesanas.