De los cuales fue nombrado prelado en el 1422 tras la muerte de su principal mentor fray Pedro de Villacreces. De estos dos
conventos solo el primero de ellos queda en pie hoy bajo el nombre de
Santuario de
San Pedro Regalado, que constituye una de las obras arquitectónicas más fascinantes de
Aranda de Duero y en cuyo interior descansan los restos del
santo, fallecido en el año 1456, junto al conjunto de sargas que narran hechos acontecidos a lo largo de su vida.