Cuenta la leyenda que hace muchos años la gente de estos dos pueblos discutía por el terreno. Entonces decidieron echar una carrera uno de cada pueblo: de Arauzo saldría una señora llamada Eulalia y de Huerta un señor llamado Pelayo, y donde se encontraran pondrían el mojón.
La salida era a las siete de la mañana. Eulalia durmió con el ojo abierto y atenta al despertador; en cambio Pelayo estuvo de juerga y durmió a pata suelta. Eulalia salió a...